Al final, la reforma constitucional de Angela Merkel y Nicolás Sarkozy en España pasó ayer otro de sus fulgurantes trámites, en pleno mes de agosto. Sin ningún tipo de complejos. Desde que Zapatero anunciara la reforma express, han sido varias las voces de diputados socialistas que se han levantado -o eso decían- tanto contra la reforma como por el inaudito hecho de que esta no sea sometida a un referéndum popular. Pura propaganda. Es infinitamente más digno haber estado callado o callada estos seis días desde el anuncio y ayer haber pulsado el botón del no, que hacer lo contrario, que es lo que han hecho numerosos diputados socialistas, pura propaganda para buscar votos en dos meses, pero a la hora de lo que vale, donde hay patrón, no manda marinero ya que, desgraciadamente, son las jerarquías de los partidos los que al fin y a la postre colocaran a los candidatos poco incómodos en las listas, y no los ciudadanos a través de listas abiertas. Solo Antonio Gutiérrez mantuvo su palabra, a la vez que anunciaba que ya no repetiría en las planchas socialistas por "diferencias insalvables". Estamos en lo de siempre, la política se ha convertido en un arte de pura propaganda para tratar de tapar lo que se decide en realidad. Ahora, habrá que esperar que 35 diputados firmen la solicitud para el referéndum. No llegarán porque no les dejarán. Hace 33 años, en pleno debate constitucional, el único diputado que defendió a capa y espada la participación popular en las modificaciones constitucionales fue Manuel Fraga, pero ahora los populares nada quieren saber de su presidente-fundador.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 31-8-2011
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