viernes, 27 de junio de 2008

Actos sociales

Tengo una tara genética. Rectifico, tengo varias pero una estrechamente relacionada con uno de mis curros anteriores en donde ejercía en historias de relaciones públicas en hoteles. De aquello me quedó el rechazo físico a las corbatas (me gustan, pero me ahogan), a los hoteles de cadenas (me encanta buscar pequeños sitios) y la aversión bíblica a los saraos sociales. Y no es autismo, pero lo de los actos sociales me parece una de las mayores mascaradas que hacemos los humanos. Pero reconozco que hay auténticos profesionales. A mí lo que más me impresiona es cómo se saludan y abrazan en el ágape de las 8 (con un énfasis que es como si volvieran del exilio) cuando han estado todos juntos en un coktail a las 6. Y otro de los datos que te indican que estás ante un profesional del sector es que te suelten la frase "uyyyyy, que pereza me da ir, no me apetece nada, pero....". Yo, en el único que he estado tras mi labor profesional, no hablé con nadie pero deje a mi alrededor un círculo de cáscaras de gambas que hizo sonrojarse a mi acompañante. Eso le pasó por llevarme. Por eso, cada día doy más valor al acto social por excelencia. A ése de uno contra uno en donde dos personas sin ataduras se sientan para conversar sintiéndose seres libres y con la curiosidad infantil de conocerse mejor. De los actos sociales que estuve, no podría recordar ninguna conversación. Los otros, siempre acaban en el recuerdo. Desgraciadamente, últimamente lo pongo poco en práctica pero, como nací en Pamplona y cuento los años de San Fermín en San Fermín, estoy decidido a hacer propósito de enmienda en este nuevo año que se avecina.

sábado, 14 de junio de 2008

El sol

A mí lo de si me gusta o me disgusta el cambio climático éste me pasa como con la pregunta de que es lo primero en que me fijo de las mujeres; pues que depende. En el caso de ellas, depende de si vienen o si van (perdone, señora ministra, pero en la España plural tiene que haber de tó) y, en el de si me gusta el cambio climático, depende de si sirve para tomar un aperitivo en mangas de camisa el 3 de febrero en el puerto de Mutriku, que entonces me parece cojonudo, o de si tengo que tirarme 50 días con sus noche sin ver el sol, como es el caso, que es cuando empiezo a entender muy en serio a esos centroeuropeos que trocean cadáveres en los frigoríficos tras 50 años de vecindad ejemplar. Porque la racha que llevamos no es ni medio normal y a este paso el lehendakari va a tener que añadir una tercera pregunta a su planazo para preguntarnos si queremos adquirir la nacionalidad islandesa, más que nada para ir a tono con el tiempo, que la estética es muy importante y, además, serviría para que la sala de lo contencioso-supremo-administrativo-constitucional se tire seis meses más analizando la legalidad del asunto. Ya que te van a tumbar la idea, lehendakari, al menos jódeles el verano. Así que Odón, ya sabes, retira de una vez por todas tu magna ola artificial en donde hay olas a todas las horas del día, y embárcate en una nueva aventura que va a dejar la megapasarela de Mompás a la altura del barro. Un sol artificial por debajo de las nubes para el solaz esparcimiento de los conciudadanos. Te voto, por mis niños que te voto.

jueves, 5 de junio de 2008

El pene del nigeriano

Una noticia ha pasado, una vez más, prácticamente desapercibida a ojos de los perspicaces periodistas, o sea, nosotros, que preferimos agredir a los lectores con la última de Zapatero o Urkullu o la apuesta mundial entre Odón Elorza e Iñaki Galdos para ver quién sale en más fotos. La noticia es una cuestión de supervivencia de género (de género masculino se entiende, que es el mío) y es que se ha completado con éxito la reconstrucción (lo contrario que hace Ferrán Adrià con los espárragos) del pene de un nigeriano que, manifestó admirado el arquitecto de la obra, ha recuperado incluso su capacidad sexual. Hombre, doctor, no es por desanimar pero supongo que el nigeriano se habrá dejado que le manoseen precisamente por eso y no para que tú te luzcas, digo yo. Comentada la noticia con alguna mujer, la eterna guerra de siempre. Que si los hombres no sabéis sufrir, que ya veríais lo que aprenderíais si tuvierais la regla, parieséis y tal y tal y tal. Y nosotros a la contra; que qué fácil es hablar cuando de niñas no os habéis pillado nunca el pito con la cremallera del pantalón o no os han pegado jamás un balonazo en los huevos y otros clásicos de la batalla entre sexos. El caso es que la noticia es buena, sobre todo para el nigeriano, ya que nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre. Esta noticia supera a lo de que Obama es el candidato y la Hilaria le puede acompañar de número dos. Además, ante esta conspiración negro-mujer, McCain siempre puede contraatacar llevando de número dos a uno del PNV, lo que le garantizaría estar en el poder, aunque no gane.