jueves, 30 de octubre de 2008

Operación sin detenidos; paraísos ilesos

Festivalete ayer en las bolsas mundiales. Parece que los tropecientos miles de millones de todo tipo de monedas que, con nuestros impuestos, hemos regalado a los piratas (eso es piratería, Ramoncín, y no lo del top manta) están dando jugosos resultados. Después de los resultados, vendrán los pingües beneficios, esos que no sólo no van a reintegrar al fondo común (¿fondo común?¿Qué será eso?, se preguntará el catedrático de Ética, señor Botín) sino que, la estadística no engaña, refugiarán una gran parte en alguno del más de medio centenar de paraísos fiscales que siguen existiendo en el planeta, sin que nadie diga nada, ni Bush, ni Obama (si gana), se plantee ni por asomo bombardear, no vaya a ser que se olviden del día H y se alcancen ellos mismos. Si se sacara al mundo de los humanos la cantidad de dinero que los piratas ocultan en unos sitios que les han dejado todos los gobiernos del planeta para que los oculten, no habría habido que dar ni un solo euro de dinero público en las últimas fechas y, por supuesto, la situación de hambruna en el mundo habría desaparecido hace décadas. Es absolutamente alucinante que una crisis que va a dejar en el paro a decenas de millones de personas en todo el mundo, que va a provocar que las medidas contra la destrucción del planeta se retrasen y, lo más obsceno, que disminuya la imprescindible ayuda para que millones de personas no mueran de hambruna, se va a saldar sin un solo detenido hasta la fecha. De esto nadie tiene la culpa. Aquí mangas media barra de pan porque tienes hambre y te entrullan, pero mandas a tomar por saco a la mitad de la humanidad y te vas de rositas a tu paraíso fiscal prefe. Acojonante. Pero en esto, como en casi todo, no les echo la culpa a los piltrafillas de la delincuencia legal y protegida sino a quienes, con nuestros votos, les permiten que sigan exhibiendo sus miserables sonrisas. Quizás es que dependen de ellos para mantenerse en sus sillones.

jueves, 23 de octubre de 2008

El 'SinDios' de la iglesia de Dios

Érase una vez un Obispado, el de aquí para más señas, que tenía unos terrenitos de nada en el Antiguo. Dicho Obispado pertenecía a una institución que durante 40 años se hizo con millones de hectáreas de terrenitos de nada por todo el país español porque, por lo visto, ganaron una guerra. Los financieros de dicho Obispado, hábiles como todos en su empresa, negociaron con los señores del gobierno socialista donostiarra para permutar dichos terrenos por tres solares para hacer iglesias (católicas, of course) y así el progresista ayuntamiento encabezado por el más progresista de todos los progresistas pudiera hacer VPO en los terrenitos (hay una figura, aún más progresista, que se llama expropiación por el bien común; si el Ayuntamiento no sabe en qué consiste, que se ponga en contacto con cientos de guipuzcoanos que tienen terrenos por donde va a pasar un tren más rápido que el copón). Dicho y hecho, terrenitos por solares. Pero el financiero de la empresa más antigua del mundo hizo números y no le salían positivos, como solía ser habitual. Raudo y veloz, llamó hace dos años a la puerta de los progresistas y les comentó que había pensado que no sería mala idea que les permitieran hacer unos negocietes de ná bajo la iglesia, que la iba a levantar nada más y nada menos que Moneo, debido al clamor popular existente en Donostia ante la necesidad de una iglesia de Moneo en Riberas de Loiola, por la clamorosa falta de aforo en las otras treinta que hay en la ciudad. Amén, amén y amén, los que delante de los micrófonos pregonan la laicidad, a la hora de pulsar el botón municipal se visten de purpurados con la aquiescencia de la corporación, salvo los comunistas, que ahora callan ante los tahúres. Negocietes concedidos. El financiero eclesial, hábil donde los haya, habla con algún camarada de El Pocero y le comenta que para él los negocietes, pero que paguen la costosa edificación. Resultado; Iglesia de Moneo por la patilla. Si Jesús volviera a resucitar, molería a palos a los mercaderes bajo el templo, incluidos los que negocian en su nombre.

jueves, 9 de octubre de 2008

El concepto, Sr. Gasco, el concepto

Sostiene el ilustrísimo edil y también señor diputado (o hace bien un trabajo, el otro o ninguno de los dos, pero los dos a la vez no se puede), que antes de enjuiciar a las autoridades, con relación a la manta de hostias que se repartieron el domingo por la tarde en Ondarreta, deberíamos saber "qué tipo de bar es, qué tipo de clientela y con qué tipo de características (sic)", no sin antes dejar claro por activa y por pasiva que los ciudadanos detenidos eran "sudamericanos" y no de Ikaztegieta. Vamos a ver, Sr. Gasco, antes de enjuiciar qué tipo de bar es, con qué tipo de clientela y con qué tipo de características, lo que hay que saber es qué es lo que pasó para que una niña de doce años acabase tendida en el suelo y la tuvieran que trasladar a Urgencias del Hospital Donostia. Es el orden de factores lógico en este proceso, que altera considerablemente el producto, si estamos de acuerdo en que vivimos en un Estado de Derecho y no en un Estado de Derechas, que es lo que se trasluce de sus declaraciones. Es una cuestión de puro concepto, señor edil, del concepto del que hablaba Pazos en Airbag. Y no tengo ni idea de lo que pasó porque, como usted, no estuve allí y sólo he tenido oportunidad de leer declaraciones de unos y otros. De mi escasa sapiencia profesional, lo que sí he aprendido es que en este tipo de sucesos las que van a misa son las declaraciones del primer momento. Son las auténticas, las que siempre se acercan más a la realidad. Las posteriores, como las suyas, suelen distar muchas millas de buscar la verdad, y más bien suelen tener relación con el intento indisimulado de acoplar los hechos a los intereses de cada cual. Por eso, cuando leí en este periódico el primer día que una fuente de la Guardia Municipal manifestó que tras la medición de ruidos la situación se complicó, ya me puedo hacer una ligera idea de lo que sucedió. A mí, al menos, ya me vale aunque, como es lógico, será el juez quien decida. Espero que se ciña a los hechos sin tener en cuenta nacionalidades, situación legal, qué tipo de bar era, ni qué tipo de clientela. Por el bien de todos, incluido el suyo, señor diputado a Cortes.

jueves, 2 de octubre de 2008

Traducciones

Todos tenemos en esta vida profesiones de ésas que nos hubiera gustado ejercer. Yo, sin ir más lejos, tengo varias que forman parte intrínseca de mi imaginario. Fotógrafo de platos combinados para que mi obra se contemple en restaurantes cutres, portadista de La Razón (aunque últimamente aceptaría serlo de El Mundo ; Pedro José, mira bien lo del avión de Barajas que me han comentado que puede que vieran un CD de Kepa Junkera comprado en Leganés entre los restos), contador de espectadores en los actos que organiza Etxezarreta en Semana Grande o controlador aéreo en Hondarribia, mayormente para que me toque algún piloto listillo de ésos que han estudiado en Arizona y me suelte lo de "número y letra de pista y coordenada de aterrizaje, cambio", para poder contestarle "por la 64H vas a aterrizar tu hoy, listillo. No te jode, corto".Pero, sin duda, de siempre he soñado con ser traductor de la ONU, para poder sentarme entre Bush y Ahmadineyad y sentir la adrenalina que tiene que dar poder traducir lo que te sale de la boina y dar inicio a la III Guerra Mundial. Aunque, estos días, los periodistas tenemos que ejercer de auténticos traductores con las declaraciones de políticos y empresarios. Hace un par de días, uno de estos nuevos comunistas del siglo XXI en los que se ha convertido la clase empresarial decía algo así como que "sería conveniente una modificación positiva en aras de flexibilizar el mercado de trabajo". Traducido al idioma de los mortales, que con nuestros impuestos mantenemos en pie lo que queda del tinglado éste, lo que venía a decir el gachó en cuestión es que les pudiera salir aún más barato mandar a la puta calle a los currelas. Los empresarios hace tiempo que inventaron la flexibilización sólo para un lado, porque cuando crean empleo lo llaman así: creación de empleo. Así que cuando lean que PNV y EA bajan el Impuesto de Sociedades al 28% "como respuesta a la crisis", entiendan que quieren decir "la crisis nos ha venido de cojones para poder justificar que bajemos los impuestos a los que más pasta tienen".