sábado, 26 de abril de 2008

El sexo de los bebés

Entre las antemociones de las premociones anteriores a las mociones para desalojar a los de ANV de las alcaldías que tanto fascinan a los barandas de los medios de Madrid (básicamente por eso: porque viven en Madrid) y las tentadoras ofertas de Badiola para comprar por 17 millones lo que costó 43 hace 15 años (cuando mire piso te llamaré, Iñaki, a ver si me sacas algo por cinco kilos de los de antes en Miraconcha) ha pasado desapercibida una noticia que estaba llamada a revolucionar el mundo. Una vez más, los periodistas nos hemos dejado arrastrar por la ola (la de los acontecimientos, no la de Odón) y los árboles no nos han dejado ver el bosque (qué bien ha quedado esto último). En definitiva, no hemos dado la categoría que se merecía al hecho de que las universidades de Oxford y Exeter han llegado a la conclusión de que el sexo de los bebés está directamente relacionado con la dieta de la madre durante el embarazo, amén de los cromosomas esos X e Y que emitimos los hombres con tanta elegancia en el esperma, que ayudan pero no son determinantes, lo que confirma que cada vez servimos para menos. La conclusión, la lógica. A menos calorías y productos light, niña, y mamá embarazada ciega por el chuletón, maromillo. Lo que me jode es que tira por tierra la científica teoría de un colega de que el sexo de los bebés estaba en función de si el polvo había sido ejecutado con ilusión o sin ilusión. Al colega en cuestión le gustan el fútbol, los toros, el boxeo y el whisky con vainilla, así que obvio decir que es lo que salía si había o no desbordante entusiasmo a la hora de la verdad.

lunes, 14 de abril de 2008

Olímpicos fariseos

Cuando los tanques chinos entraron a sangre y fuego a la plaza de Tiananmen, los miles de jóvenes que les hicieron frente levantaron los puños y entonaron La Internacional antes de que los aplastasen. Lo publicó algún periódico, pero en esas conocidas como páginas de la basura, no fuese a ser que se extendiera la idea de que los jóvenes no eran forofos irredentos del capitalismo sino que habían llegado a la conclusión que la revolución comunista que les habían vendido era pura farsa. Cuando poco después el esposo de la señora candidata a la Casa Blanca viajó a China con un grupo de tiburones de las finanzas, algún iluso activista americano pro-derechos humanos le hizo ver al presidente que tendría algo que decir sobre lo de Tiananmen. Los que acompañaban a Clinton dijeron que mariconadas las justas, que se iba a China a lo que se iba. Clinton no digo ni mú, los tiburones hicieron los negocios y sólo algún periódico en alguna página basura comentó el incidente. Hoy, al albur de la simpatía mundial que provoca un monje tibetano, los mandamases mundiales llaman al boicot olímpico como si ellos mismos no supieran desde hace años que empresas de sus países obtienen pingües beneficios en la zona explotando a seres humanos sin ningún tipo de rubor. Por lo visto se han enterado estas dos últimas semanas. Como a partir de ahora la elección de los JJOO se rija por criterios del respeto a los derechos humanos, los del 2012 creo que los vamos a celebrar en Plutón. Y a mí, más que los derechos del Tíbet, me importan los de los tibetanos y los de los chinos. Al Tíbet no tengo el gusto de conocerle.