lunes, 28 de julio de 2008

Desde las cunetas

En mi familia teníamos a gala eso de decir que en la casa del pueblo no teníamos televisión, que queda muy progre y esas cosas aunque en realidad el motivo principal es que la casa en cuestión está perdida en medio del bosque, con un monte tapando la trayectoria a la antena del pueblo y encender allí una televisión era como ver seis canales plus con sus correspondientes rayitas, ejercicio este que podía ser divertido con la peli porno que echaban los viernes pero para ver ciclismo como que no. Pero apareció aquel Reynolds de Delgado, Gorospe, Arroyo y compañía, TVE decidió que aquello era bonito y la sección masculina de la casa decidimos que había que fabricar una antena que enlazase con otra para que llegase a la buena. Dicho y hecho, desde entonces se ve la televisión. Mal, pero se ve. El Tour nos derrotó y las sobremesas de años se nos han ido disfrutando de un deporte que siempre hemos considerado el más bello, el más épico. Nos tocaron los maravillosos años del El Cejas de Villava en donde alternábamos los juramentos contra el encargado del día en orientar la antena con escapadas a las cunetas de los Pirineos para disfrutar con Indurain, dejarnos la voz al paso de Lejarreta (el único hombre del mundo que en un sprint de cinco escapados llegaba el sexto) o rendir pleitesía al Boss, a Julián Gorospe. Por eso, la situación actual jode. Y es cierto que sólo a los ciclistas les miran hasta la primera papilla y a otros ni los tocan, no sé porque ni lo entiendo. Pero eso no nos sirve de consuelo para quienes creímos a los que aplaudíamos desde las cunetas. Y nada nos hará más felices que volver a esas mismas cunetas y creer lo que vemos, el deporte más bello.

lunes, 7 de julio de 2008

Vergüenza

La verdad es que lo que ocurrió hace escasas fechas en el Parlamento Europeo ha pasado excesivamente desapercibido para la barbaridad que supone que 16 eurodiputados socialistas españoles unieran sus votos a formaciones como la que encabeza Jean Marie Le Pen o los neofascistas italianos, precisamente en su terreno: el de la inmigración. No se puede hablar de talante, de Alianza de las Civilizaciones y pulsar el botón de la vergüenza junto a lo más granado del fascio europeo para crear seres humanos de primera y de segunda en función del nacimiento. Y no se puede descalificar el nacionalismo cuando se apoya la creación de pequeños Guantánamos, precisamente en nuestro territorio, como muy bien denunciaban el sábado representantes de colectivos de inmigrantes que viven y trabajan en Gipuzkoa. Es en tiempo de crisis y de zozobras cuando se descubre la grandeza de los pueblos, y el vendaval xenófobo que encabeza Sarkozy, Berlusconi y otras perlas está triunfando de calle. Lo duro, insiste, es que miembros del partido socialista europeo que más han tenido que conocer la inmigración hayan sido, precisamente, los que pretenden dar carta de naturaleza a la barbaridad. Además de talante, Zapatero, hay algo en esta vida que tiene mucho más valor y es el coraje. Coraje para aguantar el chaparrón que les habría caído por parte de la derecha. Pero para eso sirve precisamente el coraje, para aguantar y no para sumarse a iniciativas que nos retrotraen a la historia más negra de la vieja Europa.