jueves, 18 de diciembre de 2008

La del pirata cojo

El otro día fui a mi banco amigo. Estaba rodeado de txarainas . No, no era un atraco al uso. Nos protegían a los clientes de los de dentro, que andan un poco raros últimamente. Y sin liquidez, dicen. No te jode, sin liquidez. ¿Y que coño hacen con la liquidez que les inyectamos todos a principio de mes vía hipoteca? ¿Se la fuman? ¿Se la desvían a Madoff? Deberían poner retratos del Madoff ése en todas las oficinas, como hace la gente de orden con el aita Borbón (por cierto, han absuelto a Rodríguez&Ripa; que tiemble Malasaña). Además, se puede txapelizar el apellido, Madotz, y queda todo como más entrañable. Y deberían vestir acorde a la situación. Con parche en el ojo, y pata de palo, y garfio en la mano. La estética es la estética. Estuve en mi banco coleguilla para pedir un crédito. Se reían, los piratillas . Les expliqué que me lo debían dar porque era el dinero de mis impuestos que graciosamente les habían dado por la patilla para que me dieran el crédito a mí, en concreto. Se descojonaban, materialmente. Les dije a los txarainas que a ver si no los iban a detener. Me respondieron que no les tocara mucho los cojones que ellos estaban ahí para mantener el orden público y la legislación vigente y que pagaban más que yo de hipoteca y que cuándo había visto yo entre rejas a nadie que hubiera robado más de mil millones. Empece a divagar. Les pregunté que a ver cuándo tenían intención de quebrar de una jodida vez porque, supongo, que si tu banco amante quiebra ya no te puede cobrar la hipoteca a principio de mes. Cambias la domiciliación de la nómina, a los que todavía tengan, a otro banco que piensa en ti y te ahorras una pasta, ¿no? Los txarainas me recomendaron que no pensara tanto, que si seguía así me tendrían que detener. Lo dejé por imposible mientras entraban los de la saca de la liquidez directamente al cuarto especial para hacer desaparecer la liquidez. Un gran cuadro de Madoff presidía la estancia. Salí, me sacudí las escamas y procedí a estimular el consumo y disminuir mi propia liquidez. En la barra del bar.

jueves, 11 de diciembre de 2008

No se puede juzgar al ingenio

Seis días, seis, como en los mejores carteles taurinos, faltan para que la Audiencia Nacional sea escenario de una de las mayores tropelías cometidas en los últimos tiempos. Rodríguez&Ripa y Nicola Lococo (es su apellido, Sr. juez, culpa de su padre, es cierto, pero su apellido y no ningún pseudónimo) se desplazarán a la capital del crimen para explicar, una vez más, que ellos no cometieron delito alguno por utilizar el ingenio en una caricatura sobre el Intocable , en el caso de los dos primeros, y por el soberbio artículo titulado Las tribulaciones del oso Yogui , en el caso del tercero. Saben de sobra por qué están allá. En los dos casos, el ingenio tocaba de lleno al jefe del Estado elegido por nadie y eso, estimados camaradas, es pecado mortal, máxime si viene de publicaciones vascas, porque si en ambos casos, viñeta y artículo, hubieran visto la luz en El Porvenir de Almería , el próximo día 17, en el día y hora de autos, el Sr. juez podría estar tranquilamente en la cafetería de enfrente a la Audiencia, ésa que está a rebosar de periodistas y que creo que va a poner un fax para que puedan llegar las declaraciones de los sumarios bajo secreto. Les piden unos 10.000 eurillos de nada, gasolina y cervecillas en Malasaña aparte. Una sentencia de 50 céntimos de euro sería algo así como una patada en los cojones a la libertad de expresión, de creación y, sobre todo, al humor inteligente en un país que camina desbocado hacia el gris radical. La señora del Intocable , en ese libro que ha escrito su periodista de cabecera, ya lo deja meridianamente claro después de zumbar a homosexuales y otras hierbas. Lo importante en estos temas de la monarquía, dice, es cortar pronto. No sabe nada, la culta. En fin, Pilarín, que todo seguirá igual bajo la capa del Señor y los súbditos seguiremos exclamando eso de "joder qué campechanos estos de Iberdrola, que me han cobrado dos veces la luz este mes", que viene a ser lo que decimos cuando de nuestros impuestos pagamos, y muy bien por cierto, la asignación anual de la Intocable Family. Josetxu, Ripa, Nicola, al menos dejad sin cerveza Malasaña y ya habréis sacado algo del viaje. Salud y Res Pública, que buena falta nos hace.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Las lágrimas del viejo vasco

Decía el viejo vasco que patriota es aquél que es capaz de morir por su patria, pero jamás matar por ella. No dijo el viejo vasco, aunque lo pensara, que todos los fascismos que en la historia ha habido se han autoproclamado como la esencia del patriotismo. Es más, los más patriotas; la vanguardia, nada más y nada menos.El viejo vasco hace tiempo que perdió la batalla frente a las nuevas hordas de gure talibanato particular, ésos que nos liberan del opresor a tiro limpio, aunque sea a tiro limpio contra los propios oprimidos, nosotros, a los que nos van a liberar sin habernos preguntado si queremos ser liberados. Hace nueve meses fueron a por el obrero vasco en Arrasate. Ayer a por el patrono vasco en Azpeitia. Hicieron bien su trabajo. No en vano, es su única especialidad. Para construir un puente es necesario el conocimiento, arquitectos, ingenieros, empresarios y obreros. Para volarlo, sólo es preciso un anormal. Al viejo vasco le dolía mucho que teniendo, como tenemos, extraordinarios arquitectos, ingenieros, empresarios y obreros, fuera sólo nos conozcan por el anormal. El viejo sabe que para construir este país son necesarios los empresarios y los obreros. Y los obreros saben que es necesario el empresario y los empresarios que necesitan a los obreros. Sólo el anormal no tiene ni puta idea de cómo funcionan las cosas de la humanidad. Los delirantes patriarcas del Consejo del Sanedrín emitirán un día de éstos ese comunicado que escribieron hace lustros y al que le van cambiando la fecha. Dirá, más o menos, que se trata de una "dolorosa respuesta ante la agresión que sufre el pueblo vasco con la imposición del TAV por parte de la oligarquía". De paso, anulan de un plumazo a los miles de ciudadanos de bien que, legítimamente, se oponen al TAV. Al viejo se le habrá escapado alguna lágrima al ver el cadáver acribillado de Ignacio sobre suelo vasco. No por conocerlo, que probablemente no lo conociera, sino por lo que están haciendo con su país. Pero hay que decirle al viejo vasco que, aunque él no lo vea, seguiremos galopando y acabaremos enterrándolos en el mar.