sábado, 27 de agosto de 2011

El fútbol se radia

A uno ya no le sorprende casi nada en el diario desbarre de los mandamases del fútbol. No se cuanto va a durar el invento tal y como está montado, pero tal vez no venga nada mal que se vaya todo al carajo un añito entero y empecemos de nuevo. Cartas nuevas sobre la mesa. Pero en la última que han perpetrado han ido directamente a la yugular, a la historia sentimental de todo un país. Una tarde de domingo sin el pi-pi-pi-pi-pi-pi gollllllll en el Heliodoro Rodríguez López es una tarde de domingo mucho más cutre, de chichinabo. A mí que los gerifaltes del balón le cobren a 13+plus Digi Chanell Sport la verdad es que, corporativismos al margen, me la trae al pairo, pero eso de no poder montarte en el coche con tensión, poner la radio, oír como va tu equipo –que habitualmente pierde–, jurar en hebreo, apagarla de nuevo y pensar para tus adentros que les vas a dar a los mangarranes por los que sufres 40 kilómetros –sólo 40, ni uno más ni uno menos–, para volver a encenderla a ver si han metido algo, volver a ponerla cuando llevas 38 porque no aguantas más, empezar el carrusel, que el carrusel llegue al estadio donde juega tu equipo, que se vaya la señal entonces –siempre se va cuando van a dar el resultado de los tuyos– que griten el golllllllllllll en el campo donde están jugando los tuyos y tú pendiente de si oyes muchos gritos o pocos de la grada para saber si ha metido el de casa o el de fuera... En fin, que tendrán muchos millones los que mandan en el cotarro este pero el mundo no es de ellos y nosotros tenemos millones de transistores.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 28 de agosto de 2011

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