lunes, 12 de septiembre de 2011

Mi 11-S

Mi particular 11-S me lo comí yo enterito el 14 de abril de 2010 por obra y gracia del oficial Sr. Sotomayor, medio baranda del departamento de inmigración del aeropuerto de Chicago, que tuvo a bien aquel día de autos en deportarme desde la las pistas de la ciudad estadounidense a Madrid-Barajas, vía Londres, avión al que subí escoltado por los oficiales McKenzie y Johnson –que Dios los tenga en su gloria- ante la mirada de los 250 pasajeros que veían como tenían que viajar acompañados de un peligroso sujeto, es decir yo. Mi gravísimo delito fue estar en el año 93 seis meses en Boston cuando solo tenía visado para tres. Cuando volví en el 97, me retuvieron un par de horas pero me dejaron pasar. Como regresé de nuevo en el año 99, fui a la Embajada, conté lo que pasaba, me dijeron que escribiera una carta pidiendo disculpas, así lo hice y me extendieron un visado de 10 años para poder entrar. En el 99, ningún problema. Pero no había vuelto desde el 11-S y ya habían pasado los diez años. Salí de Barajas tras cinco controles, llené los consabidos papeles en donde juraba no haber estado en el núcleo duro de Hitler los días de Normandia y me fui feliz a los yuesei. Pero topé con Sotomayor -gran profesional y mejor persona¬- quien tras cinco horas de retención e insinuaciones de soborno llamó a McKenzie y Johnson, avioncito a Londres y de ahí a Madrid. 27 horas sin fumar. Ya ven, ni brujos, ni pastillas, ni parches ni vainas, el método Sotomayor, toda una garantía. Jodido 11-S y jodidos piratas que atemorizan a sus súbditos para llenarse las alforjas. Pero, como McArthur, volveré.

jueves, 1 de septiembre de 2011

www.yoavalo.org

La última de la jerarquía eclesiástica -perdón, política- ha sido la reforma exprés del sagrado texto constitucional. Pero solo ha sido la última. La penúltima de los mandamases del statu quo fue una cacicada en toda regla perpetrada en silencio por los cuatro partidos que han tenido la sartén por el mango en los últimos treinta años. A saber; PP, PSOE, CiU y PNV. Y no fue otra que aprobar una nueva barrera legal para que no se puedan presentar un montón de pequeños partidos que, aunque pequeños y minoritarios, tienen todo el derecho del mundo a hacerlo. Ahora -por primera vez en la historia y temerosos los barandas de la jerarquía política de que los pezqueñines puedan crecer más- se han inventado que los partidos sin representación parlamentaria tienen que presentar avales por el 0,1% del censo electoral por cada circunscripción. Esto, traducido a Gipuzkoa, sería que esas formaciones tengan que presentar más de 500 firmas para concurrir a las elecciones. Aquí, además, se da la paradoja de que también lo tendrá que hacer la primera fuerza del territorio. Cosas de la democracia selectiva. Para combatir esta nueva muestra de desprecio a la democracia, el Partido Pirata de Catalunya ha ideado una web -www.yoavalo.org- para recoger los avales de la gente que cree en la libre participación electoral. Avalar no significa ni compartir ni votar al partido al que avalas, significa combatir la arrogancia de los grandes. Yo ya he avalado, a un partido al que no pienso votar, pero que tiene tanto derecho a presentarse como el PP, el PSOE, el PNV o CiU. O incluso más.

Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 1 de septiembre de 2011