jueves, 29 de julio de 2010

En Burundi y sin capuchas

En un nuevo pase estelar del Día de la Marmota, tres encapuchados, supuestamente, nos contaron el otro día, más supuestamente, en un acto en el que no permitieron asistir a la prensa (al menos no convocan ruedas de prensa sin preguntas), que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte, en una nueva demostración del apego a la realidad social en el que viven los del club de las capuchas. A partir de ahí, como en los últimos 40 años cada tres o cuatro meses que es cuando acostumbra a escribir el de los comunicados claros y transparentes, una pléyade de descifradores de jeroglíficos egipcios se lanza a la arena a tratar de darnos luz sobre la importancia de tal coma, del punto y seguido novedoso o de la palabra cambio en estos momentos vitales de una coyuntura extraordinaria que nada tiene que ver con lo vivido hasta la fecha. Y así seguiremos viendo pasar veranos, otoños, inviernos y primaveras hasta que algún patriota de verdad, de los que siente a la patria de verdad por dentro y no para llevarla en procesión, decida convencer a los demás que, igual, tal vez, posiblemente, lo que puede que sea que esté esperando el pueblo vasco desde hace lustros es que se vayan tranquilamente a un remoto poblado de Burundi, convoquen una rueda de prensa, sin preguntas de ningún tipo que no hacen ninguna falta, se vayan quitando suavemente las capuchas y comuniquen con esa misma suavidad que cierran el negocio para siempre jamás.

jueves, 22 de julio de 2010

Toni Garrido

Uno de los muchos peajes que tiene esta profesión es que si te han dicho que tienes que escribir un día en concreto, tienes que escribir ese día concreto, independientemente de que no tengas ni repajolera idea de qué ni nada interesante que contar, algo que al gerente de turno le da absolutamente igual. El caso es ir rellenando los agujeros del periódico para que salga al día siguiente, los obreros puedan tener algo para envolver el bocadillo y la Tierra siga dando vueltas alrededor del Sol. Así que honraré a ese regalo de las ondas que responde a Toni Garrido. Ni lo conozco ni aspiro a ello, pero es muy reconfortante comprobar que todavía queden rescoldos en esta profesión por los que ésta siga mereciendo la pena. Radio inteligente, radio pública en el amplio y puro sentido de la palabra, en el frente exactamente opuesto a ese periodismo de hooligans tan extendido, nada preocupado ni en informar ni en buscar la verdad sino en adoctrinar, que está gangrenando de forma irremediable nuestra profesión. Ir en el coche y escuchar a Toni Garrido y al insuperable sueco Tom es una verdadera delicia. No sé por qué, quizás porque nunca se saltaba el dial aunque te fueras de Hondarribi a Algeciras, siempre he conducido acompañado de Radio Nacional, gentes que llevan metidas en su genética el concepto de medio público, tan imprescindible en nuestros días, y que consideran al escuchante una persona adulta con capacidad para sacar sus propias conclusiones, es decir, con respeto. No le han dado ningún premio al Garrido pero me apetecía escribir la columna. Por tantísimos kilómetros de buena compañía.

jueves, 15 de julio de 2010

De patrias y banderas

Larry Bird, el mítico ala de los Celtics, después de un partido ganado, se duchaba y volvía al parquet del Boston Garden a lanzar cien triples seguidos para que la muñeca no perdiera tono. Pasaba de celebraciones. El día de su despedida, con el Garden entregado, el dueño de los Celtics soltó el típico speech de los momentos épicos para acabar con un Larry, eres un genio. El genio eres tú, que no habiendo metido una canasta en tu vida ganas más dinero que yo, le respondió Bird. Una forma sobria de entender los éxitos. Como vivimos en un país de pijos, con las preocupaciones propias de los pijos, es motivo de duras polémicas estos días que qué bandera llevaba fulanito, porqué no llevaba esta otra, que si en tal sitio en donde nunca había ocurrido sonaban muchas bocinas, que si en ese mismo sitios tocaban las bocinas para joder a los que les jodió que ganara quién ganó y todos esos apasionantes debates patrióticos. El montañero Ochoa de Olza, en su libro Bajo los cielos de Asia, detalla un delicioso episodio en donde explica que la bandera de Navarra, que les había entregado el presidente de esa comunidad para que ondeará en lo alto del Everest, acabó como tapete para las partidas de mus en el campo base, no porque los integrantes de la expedición renegasen de su accidental lugar de nacimiento sino porque para jugar al mus hace falta saber mentir... y un tapete. Y por cierto, estoy por oír en todas estas celebraciones y polémicas repetitivas hasta el hartazgo, unas simples palabras de recuerdo a los 72 ugandeses despedazados vivos mientras disfrutaban de la final. Menos patriotismos y más humanidad.

lunes, 12 de julio de 2010

Se acabó la juerga, camarada Paul

No sabes bien cómo te envidio, camarada Paul. Con la tontería ésta del Mundial, te has puesto de almejas hasta las orejas, con lo que a mí me pierden, las almejas. Además, lo tuyo sí que era como jugar en casa y que se las pusieran como a Fernando VII. Eligieras lo que eligieras, almeja tapiñada, que al fin y al cabo, que te conozco, era lo único que deseabas. Pero es que encima has acertado y has tenido a medio mundo pendiente de esa pecera y de la urna sobre la que te abalanzabas. Espero que no hayas encontrado a la de la perla y disfrutes de las mieles del éxito como si fueras un componente más de los de La Roja. Y ya, puestos a pedir, una vez acabada la juerga, lo justo es que desde el Hispánico Imperio te enviaran de forma regular un nutrido cargamento de moluscos bivalvos porque lo tuyo con el apetito es algo voraz. Y que no se te suba la gloria a la cabeza, aunque algún periódico de Madrit decida cambiar su cabecera y rodear las letras de su nombre con tus ocho fornidos brazos. Peores cosas se han visto bajo la piel de toro, que una cosa es vivir relajado junto a la puerta de Brandeburgo y otra caer en los tentáculos de los aduladores de La Roja. Y aquí mucho Paul, mucho pronóstico, mucho Pulpo pero nadie ha salido hasta ahora en tu defensa cuando anuncian por ti que te jubilas. Que ya no vas a pronosticar más, que te nos vas a morir en un par de telediarios porque ya tienes dos años y estás mayor, como los que tienen más de 30 en España para trabajar. Jubílate, pero exige derechos de autor y casca al menos metiéndote un par de docenas de almejas diarias entre pecho y espalda aunque te crezcan otros ocho brazos de golpe. Habla con Ramoncín, que de esto sabe un huevo, e igual resulta que hasta dentro de 200 años tus descendientes viven como pulpos reales sin pegarle un palo al agua. Te lo has ganado, camarada Paul, que tenías que ver la cara de gilipollas que poníamos todos cuando te lanzabas sobre la urna. Benditas almejas.

martes, 6 de julio de 2010

Un grupo de buenos tipos estos del Estado

¡el Rey ha muerto! ¡Viva el Rey! Una vez caído el ídolo que cada cual elige para un Mundial, sólo me cabe elegir otro. Esta vida consiste en elegir, en apostar, en equivocarte una y mil veces. Lo contrario es vagar, que es la forma más desaprovechada de vivir. Así que me sumo a La Roja, sin complejos, sin tener que recurrir a aquello de que tuviste una novia alemana cuando fuiste de viaje de estudios a Cambrils y que tú siempre has sido de Alemania desde entonces en memoria de Gerlinda, o que el primo de tu tio abuelo hizo fortuna en el Uruguay y no sabes muy bien como pero siempre has sido como muy de Uruguay, guay, guay o cualquiera de esos innumerables recovecos para evitar el pecado mortal, ir con España. Si España se lleva parte de mis impuestos, voy con ellos y el problema añadido es que además me caen muy bien, especialmente Casillas, y me importa tres cojones con quien se divierte a las noches, que bastante trabajo tengo yo con preocuparme de como me divierto yo. Casillas siempre me ha caído bien. Especialmente desde que la prensa capitalina, el verdadero problema de la selección ahora y siempre, organizaba aquellos saraos cada vez que el Madrid iba a Pamplona, como si fueran a Kandahar. Uno de esos años, Casillas le respondió a un periodista-protagonista con alcachofa en la boca y mando en plaza que no tenía muy claro si iba a pasar algo en Pamplona o en realidad el periodista quería que pasara algo. El otro ni balbuceó. Y junto a Casillas, todos los demás. Son una banda de buena gente, amén de grandes fútbolistas. Ni una palabra más alta, ni una más baja. Del primero al último, pasando por el entrenador, llevan años demostrando que se puede combinar humildad, buen juego y fama. Y ese triunvirato era desconocido para España. Ojalá los periodistas-protagonistas se lo aplicarán. En un alarde de originalidad sin límites, ya se han lanzado estos últimos a invocar al capote de San Fermín para salvar el partido frente a Alemania. Por una vez les voy a hacer caso y me voy a Pamplona a ver la semifinal, que yo por estar en Pamplona el 7 de julio soy capaz de hacerles caso hasta a estos. Suerte, Estado.

sábado, 3 de julio de 2010

La pelota no se mancha

Después de partidos como el de ayer, siempre tengo la sensación que fuimos muy blandos en Nuremberg. Como saltaba la jodida Merkel, como si no tuviera suficiente pollo con lo del diferencial ese famoso de los bonos de la deuda alemana. Pero no, ella a pasarnos por el morro el lamentable suceso de ayer, Diego, que ha sido sólo eso, un lamentable suceso. Además, tú, Maradona, a tu estilo. Si se gana, se gana y si se pierde, se pierde. Por cuatro y mariconadas, las justas. Ahora toca escuchar y leer a los cientos de listillos expertos en predecir el pasado con lo de ya lo decíamos nosotros que Argentina no tenía equipo, que estaba mal construído, que dependía demasiado de Messi, que Dios no sirve para el banquillo. Antes de ayer, Argentina era la revelación, la que más goles había metido, ganadora nata pero ayer tocaba que la bandada del buitrerio saliera de sus nidos a contarnos lo que ya vimos. Esto del periodismo cada día lo estamos haciendo un poco más absurdo, un poco más indigno y las hostias te lloverán ahora como panes, Diego, con los de la cantinela del ya lo dijimos... Que les den a los que hoy te ponen a parir pero que tenían escritas las alabanzas si no hubiera entrado ese jodido gol alemán en el minuto tres, gol alemán por antonomasia, feo, malo, a destiempo, con rebote y con suerte, pero gol. Todo muy alemán. Si no hubiera entrado y la Pulga, o Higuain o Tévez hubieran acertado en la primera, otro gallo nos cantaría y los listillos hablarían de la Albiceleste mágica, la maquina que acorta los espacios o el 10 que volvió a hacer soñar al pueblo. Así va este negocio, cada día más sucio. Pero como llorar cuando se pierde el Sol sólo logra que nuestras lágrimas no nos dejen ver las estrellas, ahora sólo espero que La Roja mande a casa a los de los goles feos y la Merkel se pueda dedicar de una vez a solucionar lo del puto bono ese. Y a ti, Diego, gracias por todo, una vez más. Gracias por ilusionarnos y hacernos soñar. Ya lo dijiste claro una vez en La Bombonera: “Yo me equivoqué y pagué. Que me critiquen a mí si quieren, pero que no se metan con el fútbol. La pelota no se mancha”. Amén.

viernes, 2 de julio de 2010

Argentina siempre clama justicia

A los periodistas deportivos siempre les ha gustado ponerse estupendos y dramáticos a la vez. Argentina clama venganza titulan en la parte superior de la página. Argentina nunca ha tenido tiempo para clamar venganza porque con lo que la han pisoteado históricamente se habrían tirado media vida pegando tiros, o arrojando cadáveres al mar, que es lo que hacían con ellos cuando ganamos en el 78. Ahora, un hueso duro de roer, los teutones, esa selección que casi siempre gana a base de meter goles feos, pero que cuentan igual que los que meten los brasileños, que son el otro extremo pero que de poco les ha servido a la canarinha, que se vuelve a casa humillada por Holanda. Tiene que joder que te mande a casa Holanda cuando Cruyff y Neeskens peinan 50 tacos, pero es lo que hay. Pero volvemos a los ejecutores de los ingleses. Hay dos reglas no escritas en el fútbol que son fundamentales para sobrevivir. No llegues empatado con los italianos a los últimos quince minutos ni a la tanda de penaltis con los alemanes. Si algún equipo del planeta fuera capaz de meter 50 penaltis consecutivos por la escuadra, los alemanes conseguirían hacer empequeñecer el partido de tenis ese del otro día que acabó con un 70-68 en el último set. No es que los tiren bien, los alemanes no hacen nada bonito salvo en patinaje artístico, es que simplemente no fallan nunca, algo bastante eficaz cuando se está en la tanda de penaltis. Para mí que es algún gen escondido de la época de la Stasi y de la amenaza de crucero a Siberia que les han transmitido los de la Alemania del Este (qué gran himno), pero el caso es que no fallan. Y punto. No fallan. Si llegas a la tanda de penaltis contra ellos, lo mejor es irte a la ducha antes de tirarlos y así te evitas el sufrimiento. Pero ya ha dicho Maradona que si Dios quiere estaremos en la final y Dios va a querer, ha dicho el Altísimo, que de Dioses sabe un rato, aunque crea a su estilo. Y parece que a los alemanes les molesta Maradona. Bastante inquietos tienen que andar cuando se meten en barros en los que no se habían metido nunca, tan teutones ellos. Schweinsteiger, que es alemán como indica su apellido, ha salido de avanzadilla diciendo que si los argentinos provocan, que tratan de influir a los árbitros y demás. Hombre, herr Schweinsteiger, que hables tú después del balón que coló dos metros dentro del área Lampard tiene bastantes cojones. Que recuerdes la que se lió hace cuatro años cuando nos eliminasteis en los penaltis tiene pinta de provocar levemente, por no hablar de aquel penalti que se sacó de la manga Edgardo Colesal el año 90 en el minuto 86 para que ganarais vosotros el Mundial y Dios acabará llorando. Ojalá el Altisimo lloré hoy ríos de alegría. Y por cierto, hoy también juega la Rojísima con un rival de ésos que no se encuentra nadie en cuartos, pero así es el universo del pelotón y la suerte de Del Bosque, Don Vicente. Al menos ha servido para que los maromos primitivos conozcamos a la modelo paraguaya Larissa Riquelme, habilidosa donde las haya para guardar el móvil de forma segura. Qué cabrona la Riquelme, con los problemas que tengo yo en verano que nunca sé donde llevar el móvil, pero me parece que mi cuerpo no está diseñado para semejantes exhibiciones, afortunadamente.