viernes, 2 de julio de 2010

Argentina siempre clama justicia

A los periodistas deportivos siempre les ha gustado ponerse estupendos y dramáticos a la vez. Argentina clama venganza titulan en la parte superior de la página. Argentina nunca ha tenido tiempo para clamar venganza porque con lo que la han pisoteado históricamente se habrían tirado media vida pegando tiros, o arrojando cadáveres al mar, que es lo que hacían con ellos cuando ganamos en el 78. Ahora, un hueso duro de roer, los teutones, esa selección que casi siempre gana a base de meter goles feos, pero que cuentan igual que los que meten los brasileños, que son el otro extremo pero que de poco les ha servido a la canarinha, que se vuelve a casa humillada por Holanda. Tiene que joder que te mande a casa Holanda cuando Cruyff y Neeskens peinan 50 tacos, pero es lo que hay. Pero volvemos a los ejecutores de los ingleses. Hay dos reglas no escritas en el fútbol que son fundamentales para sobrevivir. No llegues empatado con los italianos a los últimos quince minutos ni a la tanda de penaltis con los alemanes. Si algún equipo del planeta fuera capaz de meter 50 penaltis consecutivos por la escuadra, los alemanes conseguirían hacer empequeñecer el partido de tenis ese del otro día que acabó con un 70-68 en el último set. No es que los tiren bien, los alemanes no hacen nada bonito salvo en patinaje artístico, es que simplemente no fallan nunca, algo bastante eficaz cuando se está en la tanda de penaltis. Para mí que es algún gen escondido de la época de la Stasi y de la amenaza de crucero a Siberia que les han transmitido los de la Alemania del Este (qué gran himno), pero el caso es que no fallan. Y punto. No fallan. Si llegas a la tanda de penaltis contra ellos, lo mejor es irte a la ducha antes de tirarlos y así te evitas el sufrimiento. Pero ya ha dicho Maradona que si Dios quiere estaremos en la final y Dios va a querer, ha dicho el Altísimo, que de Dioses sabe un rato, aunque crea a su estilo. Y parece que a los alemanes les molesta Maradona. Bastante inquietos tienen que andar cuando se meten en barros en los que no se habían metido nunca, tan teutones ellos. Schweinsteiger, que es alemán como indica su apellido, ha salido de avanzadilla diciendo que si los argentinos provocan, que tratan de influir a los árbitros y demás. Hombre, herr Schweinsteiger, que hables tú después del balón que coló dos metros dentro del área Lampard tiene bastantes cojones. Que recuerdes la que se lió hace cuatro años cuando nos eliminasteis en los penaltis tiene pinta de provocar levemente, por no hablar de aquel penalti que se sacó de la manga Edgardo Colesal el año 90 en el minuto 86 para que ganarais vosotros el Mundial y Dios acabará llorando. Ojalá el Altisimo lloré hoy ríos de alegría. Y por cierto, hoy también juega la Rojísima con un rival de ésos que no se encuentra nadie en cuartos, pero así es el universo del pelotón y la suerte de Del Bosque, Don Vicente. Al menos ha servido para que los maromos primitivos conozcamos a la modelo paraguaya Larissa Riquelme, habilidosa donde las haya para guardar el móvil de forma segura. Qué cabrona la Riquelme, con los problemas que tengo yo en verano que nunca sé donde llevar el móvil, pero me parece que mi cuerpo no está diseñado para semejantes exhibiciones, afortunadamente.

4 comentarios:

  1. estoi ansiosa de leerte si llegan a semis argentina-españa
    ahi te quiero ver, guapo

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  2. Me dirás que la final no debe ser Paraguay-Uruguay (Argentina podría valer como animal de compañía en el primero de los lugares)...

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  3. No te digo que no sería una buena final. Lastima que el imborrable Tip no viva para ver una final semejante

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  4. Ahí se jodió la historia.

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