lunes, 28 de junio de 2010

El mundo es redondo y da muchas vueltas

A Sir Geoff Charles Hurst lo nombraron caballero de la Orden Británica después de aquella final con atraco de Wembley de 1966. Sigue ostentando el único hat-trick en una final mundialística (en aquellos tiempos se llamaba meter tres goles) y autor del gol que no fue y que dejaba a la Repúbica Federal de Alemania con la miel en los labios. En la prórroga y a traición mientras Wembley se creía el epicentro del universo en aquellos años en los que la niebla dejaba aislado el continente. Pero el mundo es redondo, da muchas vueltas y la venganza siempre se sirve en plato frío, Su Graciosa Majestad. 44 años después, la niebla deja aislada a Inglaterra, la RFA se unió con la RDA (qué gran himno, el de la RDA, espectacular, de poner los pelos de punta) para formar Alemania, ahora manda el Busdesbank y un árbitro uruguayo fue el único ser humano del planeta que no vio cómo el pelotazo de Lampard botaba dos metros largos dentro de la línea de gol, que sólo le faltó mover la red, y con ello truncar la fulgurante reacción inglesa ante el dominio alemán. Pero así es la vida, Mister Lampard. En el "66, también hubo otro linier, concretamente soviético (qué gran himno el de los soviéticos, qué tiempos aquéllos), que fue el único del mundo en ver entrar el disparo de Hurst, que todavía no era ni caballero ni soldado. Así que tampoco sirve de mucho llorar y en realidad lo de ayer sólo fue la lógica venganza para hacer justicia a Beckenbauer y compañía. A partir del acto de justicia poética, la máquina germana fue imparable con unos ingleses que daban bastante pena, cuando no grima. No sé si Capello habrá influido o no en la pobre imagen inglesa, pero supongo que un batallón del Ejército al servicio de Su Majestad tendrá listo el pelotón para fusilar a los preparadores físicos porque los alemanes se les colaban por todos los flancos como si fueran mediofondistas checoslovacos. Pero hasta aquí llegó la riada alemana. En cuartos, tendrán enfrente a la muchachada de Diego, que ya llevamos diez goles anotados y unos 35 fallados. La inmensa bandada de buitres que revolotea desde hace tiempo para abalanzarse sobre el cadáver del 10 más mágico de la historia del fútbol, tendrá que esperar hasta el próximo sábado, o quizás hasta el 11 de julio, o tal vez hasta dentro de cuatro años. Anotamos el primero en una posición digamos que no del todo clara pero el fútbol es así, los árbitros son humanos, el partido no acaba hasta que pita el referee y lo importante no es que yo haya marcado sino la victoria del equipo. Grande, Diego.

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