sábado, 20 de marzo de 2010

Faemino y Cansado

Si no tienen mi fortuna y no van a poder ir, vayan a las páginas 74 y 75 de este periódico y sonrían un rato. Yo voy mañana, al teatro, como los señores. Hasta he pillaú entrada buena, de las que valen algo de pasta, no de las que más pasta valen pero tampoco de las del populacho, ése que se sienta en las andanadas. Y no es por chulería. Es por venganza. Los vi hace más de quince años en la sala Galileo, cuando comía mucha patata por eso de la escasez monetaria, y me tocó palco de barra donde justo los veía. Pero dio igual y hasta me vino bien la barra, para apoyar la birra en condiciones y a mí mismo en pleno ataque de descojono. Eran muy buenos y seguirán siendo muy buenos. Y lo sé sin haberlos visto. ¿Por qué? Por qué son gente de principios y mariconadas las justas (sin ningún ánimo de ofensa a los gays que, los que yo conozco, son los que más utilizan el término pero como aquí cada vez hay más palabras de alto riesgo, pues eso, ellos ya me entienden). Digo que variarán poco mayormente para no defraudarnos a los adictos que nos pasábamos vídeos piratas de ellos como si fueran cocaína y nos aprendimos sus diálogos como los judíos recitan el Talmud en el Muro de las Lamentaciones, y al que no haya leído nunca a Kierkegaard que le vayan dando. Carlos, Rudy (soy un antiguo), bienvenidos a este marco incomparable del Estado estatal y, de verdad, no sois conscientes de lo que supone para todo artista que se precie, y que quiera llegar a algo en esta jodida vida torera, llenar el mismo escenario que llena Pedro Osinaga en Semana Grande. Ni puta idea tenéis, destalentaús.

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