sábado, 30 de enero de 2010

Luís Tosar

Para combatir los ratos, días o semanas de esos en donde no sé muy bien si tirarme al tren o a la hija del maquinista, suelo recurrir al cine para que me dé lo que no siento dentro. Pero eso conlleva un riesgo grave; que te acabes tragando una peli de ésas de autor, de cine albanés independiente, de las de punto negro sobre fondo blanco en donde el puto punto se pasa la mitad de la película alejándose de la pantalla y la otra mitad acercándose. Algunos directores de ésos han conseguido hasta subvenciones. Éste es el país de las oportunidades. Será por eso que, habré visto unas 20 veces El Padrino y unas cien la primera escena, cuando Vito Corleone (Marlon Brando) suelta lo de "Bonaseeeera, Bonaseeera, ¿qué he hecho yo para que me trates con tan poco respeto?". Marlon Brando me devuelve a la vida. Pero el otro día, en un día de ésos, me fui a ver Celda 211. Y me encontré con una obra de arte. Imaginé que aquella película hablaba de Alcatraz o San Quintín y que habían sido Al Pacino, Robert de Niro o Jack Nicholson los protagonistas, y me cuadraba todo. Celda 211 es un peliculón, cine auténtico, del que sales diciendo "joder qué bien", que es lo que le pido el cine. Y en medio del nivelazo de todos, un Luis Tosar que debería optar al Oscar. Su Malamadre en Celda 211 hará historia. Será que cada día me atraen más los que sobreviven confiando sólo en la suerte de su alma. O que cada vez soporto menos a los, o las, que viven permanentemente con el discurso preparado, con estrategias de corrección que anulan el alma, la esencia. O será una mezcla de las dos. En cualquier caso, no se la pierdan

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