viernes, 15 de agosto de 2008

Orgía de correción

Era ya lo último que uno esperaba ver u oír, pero ha sucedido. Los muy nobles y prestigiosos The New York Times y The Guardian han puesto literalmente a parir a las selecciones españolas de baloncesto por sacarse una foto en donde se rasgaban los ojos, simulando ser orientales. Los muy nobles, prestigiosos e independientes alegan racismo y xenofobia en una clara muestra de que la dictadura de lo políticamente correcto está llegando a superar con creces la estrecha línea del absurdo, la locura y, por ende, del dogmatismo radical de quienes, como es el caso, defendiendo justas causas se pasan de frenada y acaban convirtiéndose en talibanes irredentos. Cabe recordar que los rigurosos medios anteriormente citados callaron como putas (expresión políticamente incorrecta donde las haya pero que lo explica mejor que ninguna) cuando sus respectivos gobiernos dieron voleta a más de un millón de ciudadanos de ojos rasgados en los múltiples conflictos del sureste asiático. Y no estoy hablando del pleistoceno sino de la década de los 50, de los 60 y de los 70. E insisto, la dictadura de lo políticamente correcto está haciendo mucho daño a causas universales e históricas que ni mucho menos están ganadas, como pueden ser los derechos de la mujer, de orientación sexual, la ecología, la diversidad y muchos otros. Pero el absurdo es el absurdo y la imposición siempre será la imposición. No vayamos a acabar como Eric Idle en La vida de Brian cuando decidió que en su lucha contra el invasor romano, él quería ser la compañera Loretta. Porque al paso que llevamos, vamos a acabar así.

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