viernes, 28 de diciembre de 2007

Discursos y calendarios

Me lo volví a perder. Es lo que tiene ser el encargado del gorrín en Nochebuena. Qué te pierdes el discurso del gorrón. Así que nada, un año más sin poder deleitarme con la honda satisfacción que le producen a la reina y a él los diferentes motivos de orgullo. Pero no pasa nada, me comentó mi hermano que clavó el del 87, que incluso él piensa que era el mismo con un poco de photoshop televisivo. Eso si, cambió el arretrato que pone detrás y dejó de lado a su innumerable familia para hacerse ecologista, que se lleva mucho. No me extraña, Juancar, porque menuda banda de la que te has rodeado. Tenías que haber puesto la de Marichalar saliendo como un pirata del club aquel de Nueva York en el que se untó con un grupo de cubanos. De perdidos, al río. Lo que no deberías permitir es la epidemia esa en la que cualquier mindundi suelta el speech en Nochebuena. Como si tu fueras un cualquiera. En concreto, el otro día escuché hasta un arzobispo que soltaba la paliza, amén del presidente autonómico de turno. Cualquier año, el presidente de la escalera de vecinos se colará con algún vídeo casero para hacer su balance. Epidemia. Como la de hacer calendarios. Que al principio tenía su punto, sobre todo si eran las de Pirelli las que salían, gran calendario. Pero ahora el que no se despelota no es nadie. Deberíamos hacer uno aquí, entre nuestros representantes. No sé, Markel de abril con el paraguas, Iñaki Galdos de diciembre con Santa Claus y Odón de julio, por lo del mes despejado. Regina, fuera. Va a hacer uno en el balcón del Ayuntamiento de Lizartza. Su segunda casa.

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