Decía Lula Da Silva que los políticos deben tener miras mucho más allá que las próximas elecciones para afrontar la crisis, aunque políticos y miras más allá de las próximas elecciones sean términos contradictorios. A Patxi López le está pasando un poco de lo mismo con el ansiado fin de ETA. La andanada que le lanzó ayer Eguiguren parte de la lógica y, a pesar de lo que trate de expandir la Brunete mediática, lo que dice no es solo de su cosecha personal sino el sentir de muchos socialistas que asisten atónitos a la descomposición del primer Gobierno socialista vasco en la historia de la democracia, literalmente secuestrado por los votos del PP y toda su tropa de medios, que hace dos años y medio firmaron un pacto de sumisión quasimedieval con el lehendakari, a pesar de que su única línea editorial sea darle estopa al PSOE hasta desgastar los teclados. Solo así se entiende el total descoloque del PSE con el final de ETA que, además, le está brindando en bandeja a la izquierda abertzale un protagonismo que en ningún caso merece, por una simple cuestión de memoria histórica. No creo que López no quiera. Estoy convencido que es el primero que desearía estar al frente del final de la locura porque ha tenido que sufrir las consecuencias en primera línea. Debería obviar su pacto contranatura con su enemigo natural y dar un paso al frente, aunque en ello le vaya la Lehendakaritza. Hay que hacer caso a Lula, lehendakari, a la espera de que los de las capuchas decidan emitir el comunicado de verdad, el del final, el último y no ese comunicado-piloto que escribieron en el 77 y al que le van cambiando la fecha.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 20 de octubre de 2011
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