Supongo que hoy tocaba hablar de la enésima puesta en escena de la izquierda abertzale oficial, de los líos de NaBai, del pollo de El Cairo o de ampliación de la OTA, qué sé yo, de cualquiera de esas cosas que sirven de excusa para llenar de letras estos sitios que llamamos columnas, para no dejarlos en blanco y que parezca que todo sigue igual, aunque en realidad nada es ni parecido. Pero cuando a mitad de jornada te llega el mazazo de la marcha para siempre de un compañero de trabajo de este grupo de periódicos, radio, televisión y qué sé yo en el que trabajamos y tratamos de ganarnos las lentejas la verdad es que, hablando en plata, te la pela la izquierda abertzale oficial, las movidas de NaBai, los pollos de El Cairo y donde vaya a poner o dejar de poner la OTA el bueno de Odón. Supongo que para algunos y algunas ayer fue un día maravilloso en las maternidades pero para los que compartimos momentos y conversación con él, por pequeñas que fueran, nos hubiera gustado que ayer nunca hubiera salido el sol. La puta vida. Esa puta vida que se lleva a alguien cuando no toca, sin respetar el ciclo, la lógica, sus ilusiones, sus proyectos, su entusiasmo. Lo que siempre se dice cuando en realidad no tienes ni idea que decir pero es complicado trasladar el sentimiento del silencio cuando te toca escribir o, al menos, yo no sé hacerlo. Con el frío todavía metido en el cuerpo solo me queda desear a los más cercanos a Oscar suerte y mucho ánimo, la coletilla con la que siempre cerraba él sus correos de trabajo.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 10 de febrero de 2011
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