miércoles, 27 de octubre de 2010
'Lolitas', bozales y condones
A mí Leire Pajín me ha provocado siempre un rechazo visceral. No hablo de nada físico, sino que no soporto ese tono de superioridad, de posesión absoluta de la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. De esa arrogancia de superioridad moral que trasluce cada vez que habla. Soraya Saénz de Santamaría lleva ya unos meses imitándole. No hay lugar para la duda ni para el entendimiento. Las dos son las elegidas para predicar la verdad absoluta. Ambas, que son clones de la crispación innecesaria, han conseguido lo que sólo me ha sucedido en mi vida con Ana Obregón y José María Aznar; que cada vez que salen en la tele me lance como un poseso a por el mando para cambiar de canal. Una cuestión estomacal. Cualquier cosa me parece más humana que el tono de las citadas, a las que alguien les debería aconsejar que no pasa nada por hablar como los seres humanos normales, sin levantar la voz, poner cara de mala hostia a todas horas y asegurar que lo único bueno, buenísimo de la muerte, es lo que ellas predican. Pero de la crítica legítima a lo del alcalde de Valladolid van varios mundos, algo que ya no afecta al raciocinio sino a los genes mismos. No se si Pajín repartirá muchos condones (si hacen falta, que lo haga, que son muy caros) pero no estaría de más desviar una pequeña partida para los imprescindibles bozales que urgen a orillas del Pisuerga. Del Dragó no hablo porque ya lo dijo todo Xabi Larrañaga en su columna y cuando no se puede mejorar algo, el silencio siempre es sublime. Y además, porque soy periodista y creo que en este tema debería hablar algún juez.
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