viernes, 7 de mayo de 2010
Griegos
Uno de los grandes logros y virtudes del capitalismo es convertir en verdad la mentira cien veces repetida y que ésta sea repetida como un mantra. Una de las grandes tragedias que está viviendo estos días Grecia no es sólo la económica, sino que se está mancillando su dignidad, como si los trabajadores helenos fueran los responsables y culpables de una situación por una supuesta vaguedad genética. Y el mensaje cala, también entre los trabajadores de otros lugares que quizás mañana vean con asombro la misma situación en las puertas de sus hogares. Si hay algo internacionalista, amén de la Santa Iglesia Católica, son los piratas del XXI, trajeados de marca y, al parecer, inmunes al Código Penal. Quienes están llevando al abismo a Grecia hablan decenas de idiomas en la intimidad y sólo tienen en común la impunidad con la que perpetran sus operaciones, ahora en Grecia, mañana Dios sabe dónde tocará. Pero lo que resulta más duro es que ese discurso cale entre los que puedan ser las próximas víctimas y se hable más de agravios en términos nacionalistas que en los términos de la verdadera tragedia, que no es otra que estamos a merced de una panda de sujetos a los que no elige nadie, a los que nadie pide cuentas y que tienen secuestrada a la inmensa mayoría de la población mundial vía crédito a lo que sea. Los griegos no son vagos, los griegos no son corruptos, simplemente han sido la primera víctima en forma de Estado de los depredadores.
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