jueves, 8 de mayo de 2008

La huída de los piratas

Zaplana y Acebes, los Zipi y Zape populares, nos dejan. Y como en cualquier pareja de cómic, siempre hay uno que es un poco más listillo que el otro, aunque hambre, hambre, lo que se dice hambre, no creo yo que pase ninguno de los dos pese a la "catastrófica situación económica que estamos sufriendo por culpa de los socialistas", como decían los pajaritos en cuestión, sobre todo el menos blanco de los dos, ese que sólo con el aspecto que luce cualquier agente anticorrupción que se le cruzara lo tenía que detener "por presunto". A ese, al menos bajo de los dos, le ha fichado un compañía de esas de las que no te puedes dar de baja nunca para poder pagarle al sujeto lo que le van a pagar. Sin ningún reparo, la compañía privada para unos pocos que estaban en lo público, reconocen que lo fichan por sus contactos con otras gentes de la honradez y los negocios claros y cristalinos, tipo Berlusconi, un demócrata, que diría Aznar. La putrefacción de la alta clase política, nada que ver con los miles de concejales que con sueldos míseros trabajan por sus pueblos, adquiere tintes dantescos. Los sociatas no les andan a la zaga y un asesor de ZP se va de baranda al lobby de los ladrilleros. Así empezó González. Menos mal que en medio de tanto podredumbre, nos queda el impecable trabajo de Interviú, siempre al quite, enseñándonos el pecado mortal que anidaba en la familia de Rouco Varela, el de por Dios, por España y por la puta cara. Por eso, no entiendo cómo les ha condenado por lo de las fotos de la Pataky. Un país en donde la Justicia condena a los trabajadores por hacer su trabajo ha perdido el rumbo.

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