sábado, 6 de octubre de 2007

Había una vez...

Habemus megachapa. El circo ya está montado. La mujer barbuda y el fantástico hombre-bala ya acechan en bambalinas. Se abre la veda preelectoral con los clásicos de siempre. Consulta, derecho a decidir (a ver, lehendakari, cuando te animas a explicarnos a decidir qué exactamente para hacernos una idea), bandera española, himno nacional, unidad del ídem y, para rematar la faena, aparición estelar del Borbón superior que tanta estabilidad ha dado a nuestros hogares (por cierto, Juancar, pásate por nuestro piso que se ha jodido hasta límites diabólicos el manguito de la ducha y eso sí que puede acabar con la hogareña estabilidad con mi pareja de cohecho). Para aderezar el escenario, los discretos jueces que habitan en la capital montando sus cipostios habituales. El primero, el genuino, decidiendo detener a 23 de golpe por "reunión ilegal". Por lo visto, lo de hace 6 meses eran encuentros casuales (¡Aupa, Joseba, ¿qué andas? ¡Epaaa, Rufi!, ¿tú por aquí? Jodé, pues nos vamos a juntar todos, porque acabo de ver a Pernando aparcando). Para alucinar. Y, después, el otro discreto magistrado, el progre de la gauche divine que ordena entregar las fotos a un fotógrafo que estaba en la absurda pira real de Girona mientras el radiopredicador de las ondas celestiales sigue con su barra libre. Para rematar, la Prisanostra decidiendo que esto de los borbones no es cuestión que importe a nadie. Que está todo controlado, todo controlado, todo controlado. Eso dicen que decía el portero de Malta antes del partido de marras. A ver si se repite el cuento. Por cierto, para la gente normal, a las cinco en Alderdi Eder de Donosti hay manifa de los que piden una casa para vivir.

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