sábado, 2 de septiembre de 2006

Que decida el juez...

...de línea. El pelirrojo ese del otro día en San Mamés que parece que tiene un criterio contundente, a la vez que curioso. Con la empanada mental que tiene el chaval con lo de los colores de las camisetas, lo mismo acaba echando a los de Orio porque pasaban por allí y Astillero se lleva la Bandera y su viejillo tiene que chapar el puesto de carnicero que tiene en un mercado de Pamplona ante la más que probable posibilidad de una romería de guipuzcoanos por la zona, y no precisamente para pedirle filetes de ternera. Reconozco que mi conocimiento sobre el muy noble deporte de los remitos es equivalente al que tengo sobre el ya teorema de Poincaré o planchar camisas por los dos lados (por uno me suelen quedar de cojones; el problema es cuando les doy la vuelta) pero ya me caen gordos los de Astillero, con todos mis respetos. Y no es por el asunto de los estupefacientes, ni por el Cristo que han montado, ni sé si tienen derecho o no a participar. Es un motivo mucho más mundano, de andar por casa. Y es que cuando se trabaja en la sección de cierre de un periódico cualquier cosa que sucede a partir de las 8 de la tarde te jode y éstos el jueves según bajaron de remar casi se van a un after a echar unas copas. Los de cierre de un periódico somos gentes que soñamos con partidos de la Real a las 12 del mediodía, conciertos de los Rolling, siempre y cuando el geriatra dé su visto bueno a las 9 de la mañana y fuegos artificiales a plena luz del día. Voy a hablar con Odón a ver si podemos mover el asuntillo del inicio de la Tamborrada. Por si cuela...

Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 2 de septiembre de 2006

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