sábado, 16 de septiembre de 2006

La motxila es de Potxolo

Se equivocan de cabo a rabo Pedro José Ramírez Codina y su colega navarro Jaime Iñaki Del Burgo Tajadura en la interesantísima línea de investigación para descubrir lo que ya descubrieron 44 millones de españoles para las 8 de la tarde de aquel infausto 11 de marzo de 2004. Ni Suárez Trashorras, ni el Tunecino, ni los servicios secretos marroquíes, ni la Kangoo, ni la tarjeta-cassete de Mondragón Orquesta Cooperativa. Lo que deben hacer nuestros particulares Mortadelo y Filemón del esperpento patrio es requerir los servicios de Antonio Sagaz, el sublime detective privado de El otro lado de la cama, que aseguraba que Marilyn no sólo no se había suicidado, sino que vivía un apasionado romance con Elvis en Matalascañas, y que J.F. Kennedy en realidad se suicidó por medio de un complejo mecanismo activado desde el coche descapotable por el que viajaba en Dallas y que provocó el disparo mortal de un rifle preparado a tal efecto por él mismo en el viejo almacén de libros. En menos que dura un Teleberri, Sagaz te prepara un entramado de salafistas camuflados como barraqueros del tirapitxón en fiestas de Legorreta que contactan con una célula durmiente en el Goierri profundo, patrones de cayucos que trasladan activistas del GIA argelino, que en realidad son remeros de Orio y una cuadrilla de Barakaldo que estaba de empalmada en la estación de Atocha. Todo sea para que el bueno de Mariano Rajoy ocupe La Moncloa, que es al fin y al cabo de lo que va la vaina. Pero no mentéis la mochila, mesedez. Que en este país, la única mochila auténtica es, ha sido y será la de Pocholo.

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