miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sin referentes

Mucha velina y mucha historia y al final una prima de chichinabo va a acabar con Silvio Berlusconi, nuestro hombre transalpino. Al mismo tiempo, Urdangarín contra las cuerdas por un ponme-quítame de aquí unos cuantos milloncejos de nada que tuvo a bien darme el gerente de turno de las Baleares. Se nos están acabando los referentes. Solo falta que Bildu saque un comunicado y diga que van a por él “porque es vasco, pero nosotros le defenderemos cuando vayamos a Madrid como pueblo”, que es como suelen ir los de la izquierda abertzale a los sitios, como pueblo, en vez de en coche, tren o avión, como hacemos el resto de los mortales. Ellos siempre como pueblo, bien sea para ir a Madrid o para subir al Annapurna. La verdad es que lo del yerno del abuelito de Froilan –aquel que solía ganar con el Barça la Copa del Suegro– se veía venir así como de lejos. Más o menos como todos los negocios habidos y por haber entre los amigos, apegados y relacionados con tan excelsa y campechana familia. Lo que sorprende es que lo empuren, aunque hasta que no lo vea, sano escepticismo. En realidad, lo que más me ha dolido de estos trepidantes días ha sido el abandono de Yorgos, y no por si lo ha hecho bien o mal, pero es que ese nombre es cojonudo. Yooooorgos. Que pedazo de nombre. Era verlo e imaginármelo en alguna isla griega bailando el sirtaki con su porte señorial y me carcome la envidia. No como Silvio, que era verlo e imaginarmelo subido de mala manera a algún cojín cutre dieciochesco para llegarle al cuello a alguna velina. Lo que imagino al ver al Urdangarin me lo reservo. Pura campechanía.

Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 10 de noviembre de 2011

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