jueves, 22 de enero de 2009
El tío Pete
A Pete no se la pega un negro. Un negro siempre será un negro, aunque ahora les llamen afroamericanos. Pete lo sabe bien, los conoce, tan bien como a los blancos, aunque dentro de poco quizá esté mal visto llamar blancos a los blancos y empiecen a llamarles caucásicos o escandinavos o bretones, lo que mejor quede. Pete no es como muchos europeos, que como no conviven con los negros aseguran que ellos no son racistas o sienten que, lo que es un síntoma cuando no de racismo sí de superioridad mal entendida, un negro es mejor por el simple hecho de serlo, como si Idi Amín no fuese negro. O Bokassa. Pete hace décadas que superó esa clase de escenarios y por tanto que Obama sea presidente lo único que le reporta es alegría, por los negros actuales y los pasados, pero nada más. Por eso cuando Pete Seeger se subió al escenario para cantar en la toma de posesión, aunque no lo dijera, Obama sabía qué le estaba diciendo: vale, chaval, me alegro de que estés ahí, pero recuerda que no hicimos la guerra únicamente porque estuviéramos convencidos de que un negro es un igual que un blanco. La lucha por los derechos civiles sólo era una parte, importante, pero una parte. Sé que algunos verán mi inclusión en este concierto como una dejación de mis posiciones políticas con respecto al capitalismo atroz o a las multinacionales o al medio ambiente, pero tú sabes que no es así. Y por eso estoy aquí, para recordártelo, porque ya tengo 89 años, pero sigo siendo igual de peligroso que cuando me condenaron a un año de prisión en 1950 o cuando a mi grupo, Los Weavers, les prohibieron sonar en cualquier emisora durante 18 meses. Hicimos la guerra -aunque fuera musical- contra aquellos y no dudes ni por un instante que la haremos contra vosotros si os convertís en lo mismo contra lo que decíais que vais a luchar. Tal vez Bruce, que acaba de llegar a esto, se conforme con tres o cuatro gestos. De Bono mejor no hablo, lo acabo de ver subido a un carro, de heno. Pero yo no me conformaré. Y, si yo no puedo, sabes que vendrán otros detrás. Nos vas a tener en tu cogote. Suerte.
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