lunes, 17 de marzo de 2008

La dignidad de Brasil

Cuando Bush y sus secuaces decidieron cortar las alas a la libertad mundial y empezaron a fichar a todos los extranjeros que llegaban a su sacrosanto territorio, el único país del mundo que tuvo la mínima dignidad de hacerles pagar a los estadounidenses con su misma moneda fue Brasil. Nadie más se atrevió y fue Lula quien plantó cara, aún sabiendo que eso podía repercutir negativamente en una economía que si bien se ha recuperado notablemente, todavía le queda un largo trecho por recorrer. Y es que tan importante como la economía, o más, es la dignidad de un país. Ahora, asistimos a un chorreo diario de la prensa patria escandalizada por la devolución de españoles en los aeropuertos brasileños, cuando lo único que ha vuelto a hacer Brasil es aplicar el viejo pero contundente axioma de Aquí, o follamos todos o la puta al río. Simplemente eso. Los turistas, los que menos culpan tienen, no deberían lanzar sus iras contra el Gobierno brasileño, sino forzar al suyo, al que pueden elegir, a que no cometa semejantes discriminaciones con nadie, independientemente de los números de su cuenta de ahorro. Porque después pasa lo que pasa, que sale un país que además de fútbol y samba tiene dignidad y nos saca a la luz nuestras propias miserias. Como casi siempre, el chauvinismo de la prensa española está siendo vergonzante, salvo honrosas excepciones. Tampoco cuesta tanto decir alguna verdad de vez en cuando en la prensa y reconocer que miles y miles de personas son deportadas todos los años desde los aeropuertos porque no han podido acceder al pecado de la riqueza.

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