miércoles, 25 de mayo de 2011
Saber irse
En esta vida se puede perder y quedar como un señor o arrastrarte a la vista de todos. En la política, los conceptos de perder, ganar y dignidad son como muy difusos, hasta el punto que se confunden en uno solo y tras unas elecciones no tienes ni idea de si los perdedores han ganado o los ganadores han perdido. En Gipuzkoa ha ganado Bildu. Y punto pelotilla, guste o no. Otra cosa serán los pactos y contrapactos de uno y otro sitio, que son absolutamente legítimos, sobre la base del famoso programa, programa, programa, que popularizó Julio Anguita, el último político que trató de dar lustre a la digna profesión de lo público. Lo que no tiene ni medio pase es el espectáculo que está dando Odón Elorza, asegurando que manipulamos sus palabras cuando trasladamos al papel su dardo envenenado de la campaña; que jamás sería alcalde si no fuera la lista más votada. Lo proclamó con la única intención de que un pacto entre partidos -legítimos, como todos- lo desalojara de la Alcaldía. Ni como mera hipótesis se planteaba la posibilidad de que Juan Carlos Izagirre, ni ningún otro, le superase en votos. Pero le ha ganado. Y alguien que ha estado 20 años en la Alcaldía, declara eso de forma solemne -no solo antes de que Bildu estuviera ya en liza como dice ahora sino varias veces después en numerosas entrevistas-, pierde 8.000 votos y le supera un candidato de una nueva formación, solo tiene una salida posible: el abandono. Lo contrario sería un paso más de la degeneración política. Se puede apostar, pero hay que saber pagar la apuesta perdida, aunque esta haya nacido desde las entrañas de la soberbia.
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