Gracias al muerto de ayer en el atentado de Jerusalén, el personal se ha podido enterar de que el día anterior habían muerto ocho palestinos en Gaza. Lo de Gaza ya había salido anteayer, pero los periodistas la habíamos relegado a esos lugares de los periódicos reservados para lo que ya no llama la atención, o los propios medios decidimos que ya no llama la atención. El atentado de Jerusalén abría ayer los digitales y hoy será motivo de comentario en las portadas. La misma lluvia, la misma miseria. Diferente varas de medir para los mismos dramas. En Jerusalén, en Israel, en Palestina, en Judea y Samaria no habrá jamás una solución justa hasta que todas las vidas, todos los seres sean tratados de igual a igual, sean judíos, musulmanes o cristianos. La única política que se conoce ya derrotada es la de la imposición y eso es algo que deberían tener muy presente judíos y palestinos. No hay victoria posible a través de la violencia, sea esta del signo que sea y sea cuál sea el brazo ejecutor que la perpetre. Hace un año y medio tuve el privilegio de pasear por las calles de Jerusalén de la mano de un amigo periodista judío. Judío por convicción, por orgullo, por persecución de siglos y siglos, me mostró orgulloso logros de una sociedad ejemplar. Periodista judío que trabajaba con periodistas palestinos de las zonas ocupadas. El lo tenía muy, muy claro. “Lo más importante de todo–me decía–es acabar con esa permanente humillación a la que sometemos a los palestinos. Nunca se acabará esto si nos los tratamos de igual a igual”. Los periodistas también deberíamos aprender de esto.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 24 de marzo de 2011
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