Esto del feiusvuk no sé si es bueno, malo o regular, pero cuando menos es curioso. Además de reencontrarte con tu prima Lola, que se fugó a las Canarias con un marinero ucraniano cuando cumplió los 18, recibes todo tipo de sugerencias o invitaciones imprescindibles como asistir a una cata de caracoles en Trujilllo, hacerte de la coordinadora contra la contaminación acústica provocada por los grillos en las verdes praderas de Euskal Herria o sumarte al intento de conseguir un millón de seguidores de el Osasuna de Pamplona (es imposible, no hay un millón de navarros) por el mero hecho de que como los del Barsa lo están intentando, pues ellos, con un par, no van a ser menos, lo que confirma la teoría de que los de Osasuna son en realidad de Bilbao que al poder nacer donde les sale de los cojones, decidieron hacerlo en Navarra. Pero entre toda esa maraña de actividad, que confirma que el paro está haciendo estragos o que los que trabajan con ordenadores son proclives a tocársela olímpicamente, hubo un mail que me hizo volver a la vida. Hacerme fan de Amanece, que no es poco, una película que debería ser de visión obligatoria en guarderías, colegios, universidades, centros de trabajo, residencias para jubilados y tanatorios. Y ahí estamos. 8.000 tipos y tipas como críos con zapatos nuevos plasmando en el muro (en feisvuk hay una cosa que se llama muro donde se puede escribir) las decenas y decenas de frases gloriosas de la única película en donde conozco a varios enfermos que son capaces de recitar de memoria esos 90 minutos del surruralismo , como la definió Cuerda, más genial que jamás se haya llevado a la gran pantalla. Por eso me enteré que hace nada cumplió 20 años. Y hay voces que piden que se celebre en Ayna, pueblo albaceteño donde se rodó, el Día de Amanece, que no es poco , al estilo del Día del Gran Lebowsky que en los yuesei junta a 15.000 fieles una vez al año. Sólo puedo sumarme a la petición, porque todos somos contingentes pero esa pelí es necesaria.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 16 de abril de 2009 bajo el pseudónimo de Basilio Lakort
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