sábado, 14 de junio de 2008

El sol

A mí lo de si me gusta o me disgusta el cambio climático éste me pasa como con la pregunta de que es lo primero en que me fijo de las mujeres; pues que depende. En el caso de ellas, depende de si vienen o si van (perdone, señora ministra, pero en la España plural tiene que haber de tó) y, en el de si me gusta el cambio climático, depende de si sirve para tomar un aperitivo en mangas de camisa el 3 de febrero en el puerto de Mutriku, que entonces me parece cojonudo, o de si tengo que tirarme 50 días con sus noche sin ver el sol, como es el caso, que es cuando empiezo a entender muy en serio a esos centroeuropeos que trocean cadáveres en los frigoríficos tras 50 años de vecindad ejemplar. Porque la racha que llevamos no es ni medio normal y a este paso el lehendakari va a tener que añadir una tercera pregunta a su planazo para preguntarnos si queremos adquirir la nacionalidad islandesa, más que nada para ir a tono con el tiempo, que la estética es muy importante y, además, serviría para que la sala de lo contencioso-supremo-administrativo-constitucional se tire seis meses más analizando la legalidad del asunto. Ya que te van a tumbar la idea, lehendakari, al menos jódeles el verano. Así que Odón, ya sabes, retira de una vez por todas tu magna ola artificial en donde hay olas a todas las horas del día, y embárcate en una nueva aventura que va a dejar la megapasarela de Mompás a la altura del barro. Un sol artificial por debajo de las nubes para el solaz esparcimiento de los conciudadanos. Te voto, por mis niños que te voto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario