lunes, 14 de abril de 2008

Olímpicos fariseos

Cuando los tanques chinos entraron a sangre y fuego a la plaza de Tiananmen, los miles de jóvenes que les hicieron frente levantaron los puños y entonaron La Internacional antes de que los aplastasen. Lo publicó algún periódico, pero en esas conocidas como páginas de la basura, no fuese a ser que se extendiera la idea de que los jóvenes no eran forofos irredentos del capitalismo sino que habían llegado a la conclusión que la revolución comunista que les habían vendido era pura farsa. Cuando poco después el esposo de la señora candidata a la Casa Blanca viajó a China con un grupo de tiburones de las finanzas, algún iluso activista americano pro-derechos humanos le hizo ver al presidente que tendría algo que decir sobre lo de Tiananmen. Los que acompañaban a Clinton dijeron que mariconadas las justas, que se iba a China a lo que se iba. Clinton no digo ni mú, los tiburones hicieron los negocios y sólo algún periódico en alguna página basura comentó el incidente. Hoy, al albur de la simpatía mundial que provoca un monje tibetano, los mandamases mundiales llaman al boicot olímpico como si ellos mismos no supieran desde hace años que empresas de sus países obtienen pingües beneficios en la zona explotando a seres humanos sin ningún tipo de rubor. Por lo visto se han enterado estas dos últimas semanas. Como a partir de ahora la elección de los JJOO se rija por criterios del respeto a los derechos humanos, los del 2012 creo que los vamos a celebrar en Plutón. Y a mí, más que los derechos del Tíbet, me importan los de los tibetanos y los de los chinos. Al Tíbet no tengo el gusto de conocerle.

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