jueves, 25 de septiembre de 2008

Liberales de día, comunistas de noche

Mientras la alfombra fucsia (bonito ese color donde los haya) sigue siendo alegremente pisoteada por las estrellas del firmamento del celuloide (Scarlett no la pisa, la acaricia con elegancia), el planeta entero asiste atónito a la conversión de Bush en un peligroso comunista y a lo más granado del tiburonato financiero pidiendo la nacionalización de sus chiringuitos. Pero no se asusten, lean sólo un poco más y descubrirán de inmediato que lo que pretenden tanto el esposo de Barbara como los piratas del XXI es algo bastante más antiguo que mear contra pared.A saber; cuando todo va bien, los beneficios para ellos, y cuando pintan bastos, que acarree todo Cristo con las pérdidas. Vamos, que hoy te mueres tú y mañana me toca a mí la lotería, o la tierra para el que la trabaja… y la cosecha para el Comité. No saben nada los hijos putativos de Nelson y su cuadrilla. Especialmente sangrante en el caso de los yuesei , en donde 50 millones de ciudadanos malviven sin seguro médico porque no pueden hacerse uno privado (para situarlo más en el terruño, es como si 125.000 guipuzcoanos no tuvieran cobertura sanitaria; así de simple). Y lo mejor de todo, todo esto sin contestación. Es tal el control que ha alcanzado el mundo de las finanzas en cualquier actividad humana del planeta, que han conseguido una sedación social que me río yo de las del Severo Ochoa. La política funciona a su entero dictado y, lo que es más sangrante para nosotros, los medios de comunicación nos vemos obligados (día sí, día también) a ejercer la autocensura, la más descomunal de todas las censuras que en la historia ha habido.Si el planeta se rigiera por los valores de la Justicia y el sentido común, a las empresas éstas que se va a ayudar para que el mundo (eso nos dicen) no entre en colapso se les debería obligar por ley a devolver al erario público los beneficios que vuelvan a tener a un año vista. Puro sentido común. Pura justicia… Luego no se hará porque esto está más planificado que la economía de la Unión Soviética cuando estaba Stalin.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Crack, crack, crack

Compungido me encuentro tras la quiebra de los hermanos Lehman (los primos son los millones de pequeños ahorradores que habían confiado su parné a estos tiburones y que se habrán quedado con una mano delante y sin la otra). No sé qué hacer para ayudar a las pobres gentes de Wall Street y alrededores. Apenas concilio el sueño por el hundimiento del barco pirata. Hace ya unos años, en la crisis ésa del 92 o 93, que no me acuerdo porque para perder dinero en Bolsa primero hay que tenerlo, los 25 anarquistas que viven en Nueva York fueron a hacer el pasillo a los brokers que entraban en la Bolsa o la Vida al grito de "crack, crack, crack". Quedaba cachonda la imagen. En el fondo, es lo que se percibe estos días. La gente que mantiene en pie la Tierra (que no juega en Bolsa, cobra una nómina y no tenía ni noción de que los hermanitos Lehman se habían dedicado al pillaje fundando un banco) está como alterada. "Que se jodan", "Que se vayan todos al garete de una p... vez", es el comentario más frecuente en garitos y colmados. El legítimo derecho al pataleo de a quienes nos gustaría ver de pizzeros con moto macarra a todo el Consejo de Administración de Lehman y sus secuaces. Pero sabemos que nosotros seremos los que acabemos de pizzeros e intuímos el nombre de los que serían barandas de la cadena de pizzerías. Los brothers ésos, en concreto. Nada nuevo bajo el sol. Y hablando de pillaje. Según mis fuentes, dignas de toda solvencia, a día de hoy aún no ha sido llamado a declarar ningún directivo de las petroleras más importantes, tipo Repsol y Cepsa. A pesar de los flagrantes indicios de apropiación indebida de millones de euros de la ciudadanía (a la que le cuesta esfuerzo ganar dinero para seguir adelante) con la manipulación del precio de gasolinas, subiendo y bajando las oscilaciones del precio del barril de Brent exactamente cuando les sale de los santos cojones, siguen en libertad, de ágape en ágape, sin haber visitado el juzgado. Y nuestra clase política, silbando en la vía. Definitivamente, tenemos lo que nos merecemos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Prueba superada

Escribo esta cosa con letras que han tenido a bien dejarme en la contra, una vez superada la prueba del superacelerador ése de hadrones, que como todo el mundo sabe desde la tierna infancia tiene como finalidad la búsqueda y captura del bosón de Higgs, escurridizo donde los haya el tal Higgs, como Rodríguez Menéndez. Y digo que escribo una vez superada la prueba porque comentan los que se ganan la vida buscando bosones que había una milmillonésima entre milmillones de posibilidades de que el planeta petara para siempre sin necesidad de llamar al Pocero o a los de las obras de la A-8. Ya sé que eran pocas posibilidades, pero la cara de gilipollas que se me hubiera quedado si me pego toda esta chapa como inauguración de mi columna y mañana (por hoy) no sale el periódico (saldría sólo el otro periódico local, para publicar lo de las esquelas) sería de espanto. Me hubiera convertido en el muerto más agilipollado de cualquier camposanto que se precie. Y además, lo de las posibilidades es siempre relativo, y si no que se lo pregunten a Odón en el 91, que salió elegido baranda con los votos de PNV y PP. Bueno, al grano. Dicen los expertos en esto de perpetrar columnas que un buen columnista jamás debe hablar de lo que le pasa a él. Así que para primer día, me quito presión de encima y empiezo de mal columnista. Vamos, como Skoubo, que se quitó presión sin llegar a aterrizar en Hondarribi y ejerció de mal jugador, y ahí se quedó para las eternidades. Porque, pregunto, si no hablas de cosas que te pasan o te cuentan, ¿de que coño hablas en una columna? Para hablar sobre principios trascendentes ya está la honrada clase política y, además, no me voy a cerrar opciones sin haber empezado a escribir desde este marco incomparable, título-homenaje al gran Odón, que lleva por la zona del ayuntamiento más que Sarriegi hecho estatua en su propia plaza. Lo dicho, a partir de la semana que viene escribiré de lo que me venga en gana, que también el lehendakari hace consultas, nadie le dice nada y, además, le pagamos más.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Austeridad

Lo del populismo de los partidos políticos no es ya que no tenga nombre sino que llega a transgredir valores fundamentales siguiendo a la agencia de marketing de turno que les dice lo que tienen que decir, hacer, cómo y cuándo. Ahora se suman al carro que exige el momento pidiendo austeridad, como si la austeridad fuera un valor coyuntural y no intemporal, que es lo que es. Austeridad piden los partidos grandes a sus cargos. Austeridad pide el presidente conservador del Congreso, mister Bono, proponiendo la congelación del sueldo de sus señorías (conozco a cientos de periodistas que se congelarían ese sueldo, el de los diputados, se entiende). La austeridad prostituida por la coyuntura, sin saber que la austeridad es un valor fundamental. La austeridad en el sentido mediterráneo de la palabra, que no significa pobreza, ni miseria. Austeridad para poseer cosas y no que las cosas te posean a ti. Austeridad que significa priorizar las relaciones sobre las posesiones. Algo que debería ser intrínseco a una sociedad sensata que no esté devorada por el mercado. Y en medio de todo, aparece el escándalo del que nadie se escandaliza, la banca. A éstos no les pedimos austeridad, simplemente que abandonen la usura. Están preocupados porque en España sólo han ganado 9.712 millones de euros en el primer semestre del año y no han podido llegar a los 9.800 del año anterior. No es por hacer apología del delito y menos del impresentable de El Solitario. Pero cuando en el juicio dijo aquello de que "hay una cosa peor que atracar un banco, que es fundarlo", más de uno aplaudimos con los pies desde nuestros sofás.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Disparate Oreja

Quizás para el ínclito Mayor Oreja, el hombre que más elecciones ha perdido en la historia de este país, sea un "disparate" lo que pretende hacer Garzón con los desaparecidos (sólo de un bando, por cierto, los otros están enterrados con honores) y todo lo relativo a la memoria histórica y a la dignidad de quienes fueron fusilados y hechos desaparecer por defender la Constitución y la legalidad vigente frente a los radicales rebeldes. Estoy con los que dicen que no hay que abrir heridas de forma gratuita, pero quien piense que localizar un cadáver para que su familia pueda enterrar sus restos donde considere oportuno es abrir heridas, se lo tiene que mirar muy seriamente, por mucho que se pongan la etiqueta de humanistas cristianos en sus ideologías. Lo realmente sorprendente e indignante es que hayamos tenido que esperar al siglo XXI para que un grupo de entusiastas estén haciendo el trabajo que tenía que haber iniciado el Estado el 21 de noviembre de 1975, con el cuerpo del sátrapa gallego aún caliente. Da miedo que una derecha supuestamente civilizada tuerza el gesto cuando una hija quiere descubrir dónde se encuentra el padre al que apenas conoció. Aquí, sigue dando más la sensación de que hay un sector político, escoltado por dos medios de comunicación que están a punto de superar a Goebbels, que siguen teniendo interiorizado que hay caballeros mutilados y jodidos cojos, que hay monumentos a los caídos porque los otros se tiraron. Oreja es uno de ellos. Un disparate en sí mismo. Se les ve demasiado el plumero.