lunes, 25 de agosto de 2008

Muy grandes

A mi juicio, el poco que me han dejado tener, en las Olimpiadas hay dos momentos claves; la final masculina de los 100 metros y la final masculina de basket. Intentaré reciclarme, Emakunde, pero a día de hoy las cosas están así dentro de mi cerebro. Hace 24 años aguante con un colega de copas, que sufrida es esta vida, hasta las 4 de la mañana para ver en directo la final de Los Ángeles. Ayer me puse el despertador pero no pude levantarme, cosas de la edad y del trabajo, y sólo vi en directo el último cuarto. Pero me valió. Hace 24 años, desde el minuto 2 las posibilidades de ganarles a los norteamericanos de Norteamérica del Norte se elevaban al 0%, como suele recordar a menudo López Iturriaga. Después del palizón del primer partido en estos Juegos, pensaba lo mismo pero cuando en el último cuarto frente a un equipo en el que estaban Kobe Bryant, Wade, Lebron James o Anthony íbamos dos abajo con los dígitos rondando los 100 puntos me tenía que frotar los ojos. Estaba alucinando con el partido que se sacaron ayer de la manga los de Aíto García Reneses contra unos estadounidenses que llegaron a ponerse nerviosos porque no veían la manera de sacudirse de encima lo que pensaban que iban a tener sacudido para el primer cuarto. Lo del 84 fue el arranque en serio del baloncesto estatal. Lo de ayer, un sueño que estuvimos al borde de alcanzar y, sólo por eso, porque pudimos soñar no al principio del partido, como entonces, sino hasta el final, sólo queda darles las gracias a todos por hacernos disfrutar.

viernes, 22 de agosto de 2008

Pánico a volar

Reconozco que a las únicas mujeres a las que lo primero que les miro es la cara son las azafatas de los aviones. Y no es que nada más subir la escalerilla me entre repentinamente un ataque de romanticismo secular, sino que, simplemente, estoy totalmente acojonado desde que me monto hasta que me bajo y cualquier gesto raro de ellas ya me pone en alerta. Nunca sabrán bien el trabajo que hacen con esa sonrisa permanente, aunque aquel trasto vaya dando tumbos. Impagable. Y como ser primitivo que soy, lo paso mucho peor al despegar que al aterrizar (me la pelan las estadísticas) por algo que tiene su lógica. Al aterrizar ya estoy viendo mi hábitat natural, la tierra, y me autoconvenzo de que si hay algún problema el piloto siempre podrá planear algo, porque vamos para abajo, y salvar los muebles. En cambio, los dos primeros minutos esos de ascensión con los motores a todo trapo son un auténtico suplicio, porque ahí si que no veo salida, ni planeo ni gaitas. Piensas que aquello se para, se pone boca abajo y se acabó el invento. Por eso siempre me las arreglo para mirar a alguna de ellas aunque, en realidad, lo que me pide mi cabeza es ir hasta la que más sonríe y sentarme en sus rodillas. Vaya por delante mi apoyo y simpatía a todos los que han sufrido la catástrofe de Barajas pero no me resisto a terminar sin reivindicar el medio de transporte más ecológico, más entrañable y, pese a lo que se diga, el más seguro. Desde que en 1992 comenzó a unir las ciudades de Madrid y Sevilla, el TAV todavía no ha conocido un solo accidente. Y vamos ya 16 años.

jueves, 21 de agosto de 2008

China lo gana todo

Menos mal que lo de la pelota vasca como deporte olímpico se quedó en aquel guiño de Barcelona 92 como deporte de exhibición y no pasó a mayores. Porque pensarán que sería una gran oportunidad para una buena cosecha de medallas vascas, pero yo estoy pensando más en la realidad que nos hubiera esperado en el Euskal Jai de Pekín. Hua Sin Yen y Ho Min Yu, naturales y vecinos de la muy pelotatzale provincia de Qinghai, hubieran dejado en cuatro a la pareja fornada por Martínez de Irujo y Oinatz Bengoetxea, haciéndoles 17 tantos de saque. Hua y Ho no sabían que existía la pelota hasta hace cinco años cuando las autoridades de la muy popular república de China decidieron que iban a pasar los cinco siguientes viviendo en una tienda de campaña a la altura del pasa de algún frontón que habrían construído en una semana con unos 100.000 voluntarios-currelas. Hubiéramos flipado en colorines pero hubiera sucedido más o menos así, con lo que es infinitamente mejor que la madre de todos nuestros deportes no esté en la cita olímpica. Estos tipos montan una trainera y en la regata de La Concha ponen la baliza de la ciaboga a la altura de Orio sólo para ellos, vuelven y todavía le sacan tres botes a La Marinera. Y todo esto a cuento de que está muy bien ser una potencia deportiva descomunal, que es lo lógico en un país de sus dimensiones, pero tal vez no a costa de crías de 13 años que se suicidan porque no pueden aguantar los ritmos de entrenamiento ni la presión patriótica que se les exige. Así no merece la pena ni una sola medalla.

martes, 19 de agosto de 2008

El hombre que va a morir

En esta vida, dicen, hay que saber ganar, perder, estar arriba, levantarse del pozo, saber vivir y, por supuesto, morirse. No tengo ninguna gana de experimentar esto último, pero llegará el momento. Impepinable. Si hay alguna actividad ajena a los vaivenes económicos, estas son las funerarias. Viene esto a colación de la muerte anunciada de antemano de Paul Newman, al que no le dan ni dos semanas de vida. Con él se irá una de las partes más gloriosas y épicas del celuloide, un tipo de bien que ha sido un rara avis en esa hoguera de permanentes vanidades que es la industria de Hollywood, un tipo comprometido desde que tuvo conciencia de su poder precisamente con aquellos que no lo tenían o que, por circunstancias de la vida, peor lo estaban pasando. Pero por encima de todo, un pedazo de actor, muy por encima de su atractivo físico, que ha sido la admiración de generaciones de mujeres (y supongo que de algún hombre también). Dicen las mujeres que no entienden porque los maromos no sabemos cuando un tipo es guapo o no. No es que no lo sepamos, es que no lo decimos. Peajes que tiene lo del género. Todos sabíamos que Newman era guapo. Pero por encima de eso, sabíamos que fue quién interpretó La leyenda del indomable, Dos hombres y un destino, El golpe, El color del dinero y tantas y tantas otras obras que nos han hecho disfrutar. Ahora, conocedor de la muerte inminente, sólo quiere pasar las últimas horas rodeado de los suyos lejos de la fría cama de un hospital. Se va como ha vivido. Con sobriedad y dignidad.

viernes, 15 de agosto de 2008

Orgía de correción

Era ya lo último que uno esperaba ver u oír, pero ha sucedido. Los muy nobles y prestigiosos The New York Times y The Guardian han puesto literalmente a parir a las selecciones españolas de baloncesto por sacarse una foto en donde se rasgaban los ojos, simulando ser orientales. Los muy nobles, prestigiosos e independientes alegan racismo y xenofobia en una clara muestra de que la dictadura de lo políticamente correcto está llegando a superar con creces la estrecha línea del absurdo, la locura y, por ende, del dogmatismo radical de quienes, como es el caso, defendiendo justas causas se pasan de frenada y acaban convirtiéndose en talibanes irredentos. Cabe recordar que los rigurosos medios anteriormente citados callaron como putas (expresión políticamente incorrecta donde las haya pero que lo explica mejor que ninguna) cuando sus respectivos gobiernos dieron voleta a más de un millón de ciudadanos de ojos rasgados en los múltiples conflictos del sureste asiático. Y no estoy hablando del pleistoceno sino de la década de los 50, de los 60 y de los 70. E insisto, la dictadura de lo políticamente correcto está haciendo mucho daño a causas universales e históricas que ni mucho menos están ganadas, como pueden ser los derechos de la mujer, de orientación sexual, la ecología, la diversidad y muchos otros. Pero el absurdo es el absurdo y la imposición siempre será la imposición. No vayamos a acabar como Eric Idle en La vida de Brian cuando decidió que en su lucha contra el invasor romano, él quería ser la compañera Loretta. Porque al paso que llevamos, vamos a acabar así.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Gora 'Pirri'

Es lo que tienen los Juegos Olímpicos. Que te descubres a ti mismo delante del sofá dando consejos a un tipo con una espadita flácida, explicándole cuándo tiene que atacarle al húngaro, dónde tiene que cubrirse y dando un salto de alegría porque en la especie de prórroga esa que tuvo Pirri, un hombre para la historia, le habían dado la prioridad. Nada más y nada menos que la prioridad. Ahí es nada. Alegrón de cojones porque le habían dado la prioridad, algo así como que si quedan empatados gana al que le han dado la prioridad por la jero. Todo eso y a la vez, en un deporte del que no había visto ningún combate desde hace cuatro años, exactamente el tiempo en el que hubo otras Olimpiadas. Y después, esa orgía patria con Pirri. Esas trescientas repeticiones a lo largo del día que yo pensaba que había ganado catorce bronces en vez de uno, que se tiró 14 horas de televisión que apocas acaba a sablazos con la mitad de la población china. Y su madre, y su santa esposa, los colegas y la niña Lucía que estaba en Madrit. Precioso. Pero lo digo en serio y es que, a pesar de los dos fanáticos que presiden Rusia y Georgia, las Olimpiadas tienen algo absolutamente mágico que supera y trasciende el mero aspecto deportivo. Y por encima de Phelps, Nadales, Gasols y otros mediáticos, siempre quedan en la retina las escenas de todos aquellos que, sin poder ganarse la vida con el deporte, dan toda una lección de esfuerzo y honradez. A pesar de quedar en el peor de los lugares imaginable. Ander es uno de ellos. Zorionak, Ander.

domingo, 10 de agosto de 2008

El regreso de la Hilton

Nunca tuve ninguna duda con respecto a ella. Pero el mundo se confabuló contra ella para tratar de difamarla con eso tan recurrente de que era una frívola y más bien tonta. Soy de los que pienso que tontos-tontos, lo que se dice tontos, somos los que nos tiramos 12 horas encerrados en una oficina un 9 de agosto. Me parece a mi que la Hilton tiene de tonta lo que yo te diga. Es más lista que el aire y campeona mundial jugando a niña frívola con cara de no haber roto un plato en su vida. Pero ahora, con su irrupción sorpresa en la campaña electoral estadounidense a raíz de las descalificaciones por parte de MacCain, se ha quedado con el personal. Su vídeo presentándose como candidata es una auténtica joya, una obra de arte. Ya me gustaría saber que pasaría si pudiera presentarse de verdad. En EEUU, una vez contaron los votos que sacó el Pato Donald. Un millón largo de estadounidenses optaron por el pato. Estoy convencido de que, de poder hacerlo, la Hilton superaría aquella marca de Donald sin despeinarse porque, contra la creencia popular, en aquel país anda bastante cachondo suelto. Sólo un pero, Paris, que me ha preocupado. ¿Donde has dejado a tu amiga Richie? Tú por ti misma eres muy grande, pero tu amiga Richie es la extensión de tu ser. No se le puede dejar en la estacada a una colega de tanta categoría como Richie por mucho que se esnife los pasos de cebra. Además, ¿se imaginan a Richie de vicepresidenta en una Casa Blanca ocupada por la Hilton? Lo de la Lewinsky con el marido de la Hilaria, un programa infantil al lado de lo que se podía montar por allí.